En un nuevo episodio de El Club de la Sustentabilidad, conversamos con Mylene Iribarne, Gerenta de Personas de Lipigas, quien compartió cómo la compañía ha fortalecido su mirada integral de sostenibilidad, abarcando el bienestar económico, la responsabilidad ambiental y, sobre todo, la dimensión social. “Nuestro desafío es dejar huella donde operamos, con acciones que mejoren la calidad de vida de las personas”, señala.
Oficios con propósito: mujeres certificadas para cambiar paradigmas
Uno de los programas emblemáticos que lidera Lipigas es su alianza con la Fundación Red Maestra, con foco en capacitar a mujeres en oficios tradicionalmente masculinizados, como la gasfitería.
A la fecha, 65 mujeres ya han sido certificadas como gasfiteras, con el respaldo de instituciones como INACAP y la Universidad Santo Tomás, y la acreditación formal ante la SEC. El objetivo es claro: formar al menos 100 nuevas profesionales durante este año, brindándoles autonomía económica y una herramienta concreta para emprender o insertarse laboralmente.
Prevención que llega donde más se necesita
Otro eje clave es el acceso a salud preventiva, especialmente en comunidades alejadas. Junto a la Fundación Arturo López Pérez (FALP), Lipigas ha impulsado un programa de exámenes de mamografía a través de unidades móviles que recorren zonas donde el acceso suele ser limitado.
Además, el programa incluye la entrega de dispositivos de autoexploración mamaria y jornadas educativas para fomentar el autocuidado y la detección temprana del cáncer de mama, una de las principales causas de mortalidad en mujeres en Chile.
Sostenibilidad colaborativa
Para Lipigas, avanzar en sostenibilidad requiere de alianzas sólidas y visión compartida. “Creemos en una sostenibilidad que se construye desde la colaboración. Existen muchas organizaciones, fundaciones, universidades y municipios que están dispuestos a trabajar juntos, y cuando eso ocurre, se logran cambios reales”, destaca Iribarne.
Este enfoque ha permitido que Lipigas no solo optimice su impacto ambiental y económico, sino también se convierta en un agente activo del desarrollo social, con programas que empoderan a mujeres y fortalecen los lazos con las comunidades.
