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¿Retroceso o reajuste? El impacto de la actual administración en la agenda de descarbonización en Estados Unidos

LIPIGAS
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Por Cristian Bustos S., CEO y Cofundador de Beeok – Presidente y Cofundador de Better Consultores.

El retorno del Presidente Donald Trump a la Casa Blanca ha generado una serie de cambios en las prioridades y enfoques en materia de política ambiental. Algunas de las decisiones más recientes han sido interpretadas como una reversión de ciertas medidas adoptadas durante la administración del Presidente Joe Biden, particularmente aquellas relacionadas con la descarbonización y la transición hacia una economía más sostenible. Sin embargo, el análisis de esta situación requiere una mirada más profunda, que considere tanto los elementos políticos como las dinámicas económicas y tecnológicas que están en curso.

Durante la administración del Presidente Biden, se impulsaron ambiciosas políticas climáticas, incluyendo el regreso al Acuerdo de París, el fortalecimiento de regulaciones sobre emisiones vehiculares e industriales, y una inversión significativa en justicia ambiental, energías limpias e innovación tecnológica. Estas acciones respondían a una visión integral de sostenibilidad, combinando la lucha contra el cambio climático con la generación de empleo e inversión en sectores emergentes.

Por su parte, la administración del Presidente Trump ha comenzado a modificar varias de estas políticas. Se ha anunciado el retiro del Acuerdo de París, se han flexibilizado ciertas regulaciones ambientales, y se ha manifestado una intención de promover la producción nacional de petróleo y gas. Estos cambios responden, en buena medida, a compromisos adquiridos durante la campaña presidencial, así como a una visión más enfocada en la independencia energética, la reducción de regulaciones y el fortalecimiento de ciertas industrias tradicionales.

Sin embargo, más allá del debate político, es importante reconocer que la transición hacia una economía baja en carbono ya está ocurriendo, impulsada por múltiples factores que exceden las decisiones de cualquier administración. Estados Unidos se ha consolidado como un actor clave en el desarrollo de tecnologías limpias, y sectores como el de la CleanTech, ClimateTech y energías renovables continúan creciendo con fuerza.

Las inversiones en tecnologías sostenibles han aumentado de manera sostenida en los últimos años, con miles de millones de dólares destinados al desarrollo de soluciones como el almacenamiento de energía, la movilidad eléctrica, la eficiencia energética y la captura de carbono. Grandes centros de innovación en ciudades como San Francisco, Boston y Austin siguen incubando nuevas empresas y generando empleo de calidad. Asimismo, actores del sector privado —incluidas grandes empresas del sector energético, tecnológico e industrial— han asumido compromisos de reducción de emisiones y sostenibilidad como parte de sus estrategias de largo plazo.

Desde esta perspectiva, puede afirmarse que, si bien la administración del Presidente Trump ha adoptado un enfoque distinto al de su predecesor, las bases del proceso de descarbonización y transformación sostenible no se han desmantelado. Más bien, se observa una desaceleración en la implementación de ciertas regulaciones, pero no un abandono completo del camino iniciado. El dinamismo del mercado, el avance de la tecnología y la presión de inversionistas, consumidores y gobiernos locales continúan impulsando la transición.

En conclusión, Estados Unidos se encuentra en medio de una transformación estructural que responde a desafíos globales, oportunidades económicas y demandas ciudadanas. Las decisiones de política pública son fundamentales, pero no exclusivas, en este proceso. Por lo tanto, más que preguntarse si una administración representa un retroceso o no, conviene analizar cómo cada gobierno contribuye —desde su visión y sus prioridades— al complejo equilibrio entre desarrollo económico, innovación tecnológica y responsabilidad ambiental.

LIPIGAS

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