Por Raimundo Díaz, Gerente División Industrial, Empresas Iansa
La crisis hídrica es uno de los desafíos más urgentes que enfrentamos hoy. Según la ONU, a nivel mundial, el 80% de las aguas residuales regresan al ecosistema sin ser tratadas ni reutilizadas. Y en Chile, más de la mitad de nuestro territorio sufre sequía y casi una cuarta parte enfrenta desertificación, según el Ministerio de Agricultura y la Corporación Nacional Forestal (CONAF). Estos datos resaltan la necesidad de un cambio profundo en el manejo del agua, especialmente en el sector agroindustrial, que es uno de los consumidores de este recurso.
La participación activa del sector privado es fundamental para encontrar soluciones sostenibles, sin esperar exclusivamente a las regulaciones estatales. Una iniciativa destacada son los Acuerdos de Producción Limpia (APL), que certifican a las empresas que cumplen con estándares de eficiencia y sostenibilidad en sus procesos productivos. De acuerdo con Chilealimentos, los APL han permitido reducir un 55% el consumo de agua por tonelada de producto, valorizar el 90% de los desechos y disminuir en cerca de un 60% las emisiones de gases de efecto invernadero.
Patagoniafresh, parte de Empresas Iansa, destaca por su compromiso con la sostenibilidad, reflejado en acciones concretas bajo los acuerdos APL. En su planta de Molina, reutiliza más del 70% del agua tratada para procesos clave como la descarga de tomate y el sistema hidráulico de transporte de tomate y fruta. Además, en la generación de vapor, el 75% del agua utilizada proviene del retorno de condensado de los equipos de vapor. Estas iniciativas contribuyen significativamente a minimizar la extracción de agua de fuentes subterráneas, promoviendo un uso eficiente y responsable del recurso hídrico.
Este enfoque también se refleja en la tecnificación del riego de sus proveedores agrícolas. Tenemos un 92% de adopción de riego por goteo en cultivos de tomate, práctica va en aumento y que permite suministrar agua de manera precisa y eficiente directamente a las raíces, reduciendo el consumo a menos de la mitad en comparación con los métodos tradicionales y garantizando una distribución uniforme, lo que beneficia tanto al cultivo como al mediambiente.
En definitiva, proteger el agua no es solo una responsabilidad, es una inversión para el futuro. Por ello, es momento de que más empresas del sector se sumen a este desafío y adopten soluciones innovadoras que aseguren el uso responsable del agua. Juntos, podemos marcar la diferencia y garantizar que nuestros recursos hídricos sean gestionados de manera eficiente y sostenible para el futuro de todos.