Dante Carrasco, es ingeniero eléctrico y cofundador de E2 Ingeniería, empresa spin off de la Universidad de Santiago USACH y es quien, junto a un equipo de profesionales, está detrás de un innovador proyecto que ha marcado un hito en la industria tecnológica de Chile y Latinoamérica.
Se trata del primer cargador unidireccional para autos eléctricos fabricado en nuestro país, el cual, a través de un contrato tecnológico con esta casa de estudios, ha sido posible comercializar, mientras que se trabaja en un cargador bidireccional que se encuentra en etapa de desarrollo.
La idea surgió el 2019, cuando los vehículos eléctricos en la región eran aún escasos. Sin embargo, al percatarse de una brecha tecnológica, decidieron emprender el desafío de desarrollar un cargador con gestión de energía inteligente, capaz de ajustarse a las tarifas y optimizar el uso de la electricidad.
Un trayecto de innovación y desafíos
El camino desde la concepción de la idea hasta la creación del producto final no fue sencillo. Según Carrasco, el proceso de desarrollo fue paralelo a otros proyectos de investigación en los que estaban involucrados, lo que alargó el trayecto. A pesar de las dificultades, lograron concretar un producto que no solo era funcional, sino que también cumplía con los estándares internacionales de seguridad requeridos para su comercialización.
“Logramos concretar un producto que fuimos desarrollando de manera paralela ya que estábamos trabajando en otros proyectos de investigación y lo fuimos empujando de a poco con apoyo de la Universidad”, explica Carrasco.
Uno de los mayores desafíos fue garantizar la seguridad del producto para su uso masivo, lo cual implicó una rigurosa adaptación a estándares internacionales. “Si bien el prototipo era funcional, sabíamos que debíamos cumplir con normativas globales para asegurar su instalación y uso seguro por el público en general”, agrega.
La motivación detrás del proyecto fue la posibilidad de ofrecer una solución tecnológica innovadora con potencial de impacto en el mercado. Al respecto, Carrasco menciona también que el deseo de emprender una empresa vinculada a la tecnología fue un motor clave en este proceso. Además, el trabajo en equipo y el apoyo de la Universidad jugaron un papel fundamental en superar las brechas que existían en términos de formación empresarial y desarrollo de una estrategia de mercado efectiva.
“Nos encontramos con la necesidad de crear una empresa spin-off de la Universidad, lo que nos permitió tener una base científica y tecnológica sólida que nos respaldó a lo largo del proceso de desarrollo”, añade el ingeniero.
Apoyo institucional
Uno de los aspectos más destacados por Carrasco es el apoyo brindado por la Universidad, tanto en términos de recursos como en la orientación empresarial. Afirma que este apoyo fue fundamental para que el equipo pudiera superar los obstáculos que presentaba un mercado nuevo, lleno de incertidumbres.
“Valoro, considerablemente el apoyo que brindó de la Universidad que nos permitió llenar los vacíos que teníamos en el área de emprendimiento y poder generar una empresa spin-off. Tener esta base científica tecnológica en el núcleo de la empresa nos permitió tener la posibilidad de llegar hasta este momento con el producto”, sentencia Carrasco,
Hoy en día, con el producto ya en el mercado y apoyado por políticas públicas que fomentan la transición hacia la electromovilidad, Carrasco se muestra optimista sobre el futuro de la empresa y el impacto que este cargador puede tener en el sector. La iniciativa de E2 Ingeniería no solo pone de manifiesto el potencial de la tecnología en la región, sino también la importancia de la colaboración entre el mundo académico y el empresarial para el desarrollo de soluciones innovadoras.