Año Nuevo en el Mar con Show Pirotécnico: ¿Tradición o Contradicción?

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Por Cristian Bustos Salas, CEO y Cofundador de Beeok

Cada Año Nuevo, las ciudades de Valparaíso, Viña del Mar y Pucón celebran con espectáculos pirotécnicos que iluminan el cielo, atrayendo a miles de turistas y dinamizando la economía local. Sin embargo, esta tradición plantea serias interrogantes sobre su impacto ambiental y sanitario, particularmente en una región como la de Valparaíso, que recientemente cerró la Fundición Ventanas para proteger la salud pública y mejorar la calidad del aire. Además, el costo económico de estos eventos es significativo: solo en Viña del Mar, el espectáculo pirotécnico tendrá un costo de 490 millones de pesos chilenos.

Emisiones del espectáculo pirotécnico

Se estima que los espectáculos pirotécnicos en estas ciudades utilizarán aproximadamente 50 toneladas de fuegos artificiales y generarán grandes cantidades de contaminantes. Para contextualizar y dimensionar su impacto, esto puede ser expresado en emisiones estimadas junto con su equivalencia en actividades conocidas:

  1. Dióxido de Carbono (CO₂ equivalente): 15.000 kg
    • Equivalencia: Estas emisiones corresponden a conducir un automóvil a gasolina estándar por 60.000 km, equivalente a dar la vuelta al mundo una vez y media.
    • Impacto: Este CO₂ contribuye directamente al cambio climático, agravando el calentamiento global.
  2. Material Particulado (PM10): 3.750 kg
    • Equivalencia: Equivale a las emisiones de PM10 producidas por 500 vehículos diésel durante un día entero en condiciones urbanas.
    • Impacto: Las partículas gruesas afectan la calidad del aire y agravan enfermedades respiratorias, especialmente en niños y adultos mayores.
  3. Material Particulado Fino (PM2.5): 2.000 kg
    • Equivalencia: Similar a lo que generarían 200 fogatas encendidas simultáneamente durante una noche completa.
    • Impacto: Estas partículas penetran profundamente en los pulmones, aumentando el riesgo de asma, EPOC y enfermedades cardiovasculares.
  4. Dióxido de Azufre (SO₂): 1.000 kg
    • Equivalencia: Estas emisiones son comparables a las de una planta de energía a carbón de tamaño pequeño operando durante un día completo.
    • Impacto: El SO₂ causa irritación respiratoria, formación de lluvia ácida y daño a cultivos y ecosistemas.
  5. Óxidos de Nitrógeno (NOx): 600 kg
    • Equivalencia: Equivalen a las emisiones diarias de 300 automóviles a gasolina estándar.
    • Impacto: Los NOx contribuyen a la formación de ozono troposférico, dañando la salud respiratoria y los cultivos.
  6. Metales Pesados (Bario, Estroncio, Aluminio): 500 kg
    • Equivalencia: Estos metales serían suficientes para contaminar hasta 50 piscinas olímpicas, si se dispersaran en cuerpos de agua.
    • Impacto: Los metales pesados afectan la calidad del suelo, el agua y pueden acumularse en la cadena alimentaria, con efectos tóxicos para la salud humana.

La paradoja con la Fundición Ventanas

El cierre de la Fundición Ventanas en 2023 fue un esfuerzo histórico por reducir la contaminación y proteger a las comunidades locales de décadas de exposición a material particulado, SO₂ y metales pesados. Sin embargo, permitir que espectáculos recreativos como estos generan emisiones, que son del orden de las de un par de días de operación de la fundición, pone en duda la coherencia de nuestras decisiones ambientales y sanitarias.

Costos económicos y alternativas

Además del impacto ambiental, los costos asociados son elevados. En Viña del Mar, el espectáculo tiene un costo de 490 millones de pesos chilenos, y en Pucón, se destinan grandes sumas para fortalecer el atractivo turístico de la región lacustre. Esto invita a reflexionar sobre si estos recursos podrían destinarse a iniciativas más sostenibles y de mayor impacto social.

Algunas alternativas viables incluyen:

  • Shows de drones: Sin emisiones ni ruido, estas tecnologías están revolucionando celebraciones en ciudades como Shanghái y Sydney.
  • Fuegos artificiales de bajo impacto: Reducen significativamente el material particulado y los metales pesados, aunque no eliminan por completo las emisiones.
  • Compensación de emisiones: Las municipalidades podrían compensar estas emisiones invirtiendo en reforestación o proyectos de energía renovable. Por ejemplo, capturar 15.000 kg de CO₂ requeriría plantar 750 árboles maduros, que tardarían un año en neutralizar estas emisiones.

Celebrar el Año Nuevo no debe estar en conflicto con los esfuerzos por proteger la salud pública y combatir el cambio climático. Varios países ya han tomado decisiones audaces al abandonar las prácticas de espectáculos pirotécnicos tradicionales:

En España, ciudades como Barcelona y Madrid han optado por prohibir los fuegos artificiales ruidosos y reemplazarlos por alternativas silenciosas para proteger a personas vulnerables y animales.

Por su lado Australia, el uso de drones en eventos importantes en Sidney ha demostrado que la innovación puede reemplazar tradiciones contaminantes sin perder espectacularidad.

Otro ejemplo es China: Shanghái lidera el camino con shows de drones sincronizados que combinan arte y tecnología sin impactos negativos para el medio ambiente.

¿Vale la pena iluminar el cielo a costa de nuestra salud, nuestro planeta y un gasto tan alto? Es momento de abandonar estas prácticas contaminantes y demostrar que la alegría y la sostenibilidad pueden coexistir, como ya lo han hecho muchas otras ciudades del mundo.

ECOLÓGICA

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