El proyecto innovador del Centro OVISNOVA de la Universidad Santo Tomás está revalorizando la lana de oveja de baja calidad al transformarla en un fertilizante natural, abriendo nuevas oportunidades para la agricultura sostenible. Este esfuerzo busca no solo mejorar la productividad agrícola, sino también ofrecer soluciones viables para los agricultores que enfrentan desafíos con la disposición de la lana.
Transformación de la lana: un recurso subestimado
La pregunta central del proyecto es: ¿Es posible revalorizar la lana como un fertilizante rico en nutrientes y con capacidad de retención de humedad? Los resultados hasta ahora son prometedores. La lana, rica en carbono, nitrógeno y azufre, elementos esenciales para la nutrición vegetal, también contiene microelementos como manganeso, zinc y cobre, lo que la convierte en una opción valiosa para mejorar la productividad y rentabilidad agrícola.
El proyecto, titulado “Lana Fertilizante, Economía Circular y Regenerativa”, financiado por el Fondo de Innovación para la Competitividad del Gobierno Regional de O’Higgins y su Consejo Regional, aborda la falta de mercado para la lana de baja calidad y promueve su uso sostenible. Marcela Gómez Ceruti, coordinadora del proyecto e investigadora del Centro OVISNOVA, señala: “La revalorización de la lana de baja calidad a través de su uso en la agricultura no solo ofrece una solución sostenible a los problemas asociados con su disposición, sino que también proporciona un insumo valioso para mejorar la productividad agrícola”.
Cinco usos innovadores de la lana en la agricultura
El trabajo realizado por el Centro OVISNOVA ha dado lugar a cinco aplicaciones innovadoras de la lana en la agricultura:
Fertilizante Líquido a través de Hidrólisis: La lana puede disolverse en agua mediante compuestos químicos, enzimas y microorganismos, liberando nutrientes que mejoran el rendimiento y el contenido de nutrientes de los cultivos. Este proceso ha demostrado ser efectivo en grandes extensiones de cultivos, reduciendo la dependencia de fertilizantes químicos, según explica Giordano Catenacci, ingeniero agrónomo e investigador del Centro OVISNOVA.
Incorporación Directa al Suelo: Al incorporar la lana directamente en el suelo, se aprovechan sus nutrientes y su capacidad de retención de humedad, mejorando la porosidad, la estabilidad de agregados y la actividad enzimática del suelo.
Compostaje: La lana puede mezclarse con otros desechos orgánicos en el compostaje, lo que mejora el rendimiento y la calidad de los cultivos, así como las propiedades fisicoquímicas del suelo.
Transformación en Pellets: La lana puede compactarse en pellets, lo que facilita su aplicación y actúa como un fertilizante de liberación controlada, mejorando el crecimiento y rendimiento de los cultivos.
Uso como Mulch: Utilizar lana como mulch ayuda a conservar la humedad del suelo, controlar las malezas y prevenir la erosión. Lina Correa, investigadora de OVISNOVA, está desarrollando estrategias innovadoras para aplicar la lana en estas formas.