Por Verónica Reich, Subgerenta Atracción de Talento ARAUCO
En los últimos años, las organizaciones se han tenido que enfrentar a los cambios provocados por la pandemia, la implementación de nuevas tecnologías y la transformación de la fuerza laboral, lo que ha obligado a las empresas a buscar nuevas formas de reclutar y retener el talento.
Y es que los jóvenes que se han ido incorporando al mundo del trabajo tienen sus propias características: le dan mucha importancia al equilibrio entre la vida personal y laboral, tienen una fuerte conciencia social y ambiental, y valoran las empresas con propósitos claros, movilizadores y desafiantes.
Según una encuesta de Adecco, “más del 70% de los jóvenes considera que el aprendizaje continuo es un factor crucial en su decisión de permanecer en una empresa”. Esta preferencia se vuelve más relevante si consideramos que el Foro Económico Mundial (FEM) estima que para 2025, el 50% de todos los colaboradores necesitarán mejorar y/o adquirir nuevas habilidades para mantenerse vigente en un ecosistema cada vez más desafiante.
Por muy fácil que suene, llegar a este grupo y cumplir con sus expectativas supone un gran desafío, pues requiere un cambio en la mirada al interior de las organizaciones. Un cambio complejo, pero necesario. Y que en ARAUCO hicimos nuestro con la convicción de que contamos con las herramientas y un propósito claro, atractivo y alineado a los desafíos globales actuales.
Muestra clara de lo anterior es el reconocimiento que hace pocos días obtuvimos por Merco Talento 2024, que da cuenta del camino recorrido y cómo nos hemos adaptado a las exigencias del mercado del talento. Por una parte, abriendo las puertas a las nuevas generaciones de profesionales, a vivir actividades experienciales que permitan conocer la cultura y propuesta de valor de la compañía, y por otra, ofreciendo oportunidades de formación, desarrollo y movilidad interna para habilitar el crecimiento y desarrollo de las personas. Ese es nuestro principal compromiso.
Porque ya no se trata solo de remuneraciones atractivas. Las personas buscan (y desde luego, merecen) un salario emocional que va más allá y tiene relación con beneficios que muchas veces son intangibles, como las oportunidades de aprendizajes y el sentimiento de pertenencia.
De lo contrario, nos arriesgamos a vivir en carne propia la renuncia silenciosa o, en términos más modernos, al ghosting laboral.
