Por Gilbert Leiva – CEO I-ED y presidente de la Mesa de Capital Humano de la Asociación Chilena de Empresas de Tecnologías de Información (ACTI A.G.)
Durante los últimos años, Chile ha experimentado un gran avance en el despliegue de infraestructura digital, consolidándose como un líder en la industria tecnológica a nivel regional. Este progreso, impulsado por la estrategia nacional y acelerado por la pandemia, transformó la manera de operar de las empresas, generando nuevas oportunidades y retos para las distintas áreas, especialmente en la brecha de capital humano en el sector de Tecnologías de la Información (TI).
La velocidad a la que avanza la tecnología ha sobrepasado la capacidad de adaptación de las empresas y la academia, generando un creciente déficit de profesionales con habilidades digitales adecuadas, y motivando a muchos a buscar la especialización. Según el Global Skills Report 2024 de Coursera, Chile ocupa el puesto 20 a nivel mundial en adopción de plataformas de aprendizaje en línea y es número 2 en América Latina, superado solo por Brasil. Esto, junto con las iniciativas gubernamentales que proyectan un crecimiento de 3.9 billones en la preparación de trabajadores en TI entre 2022 y 2027 en el país, muestran un alto interés por la capacitación continua.
Adicionalmente, la irrupción de la Inteligencia Artificial Generativa ha incrementado el interés por aprender de ella de manera efectiva, con un aumento en Chile del 700% en inscripciones en cursos de IA en el último año. La programación en distintos lenguajes es una de las aptitudes más demandadas en el país, junto con Business Intelligence y otras habilidades STEM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas), según el mismo estudio de Coursera.
En 2022, el déficit de trabajadores en la industria TI en Chile era de aproximadamente de 6.000 personas, de acuerdo con el Servicio Nacional de Capacitación y Empleo (SENCE), amenazando el desarrollo digital del país. Para contrarrestar esto, se han promovido carreras STEM entre mujeres, llegando a un 16,8% de participación, según el Ministerio de Educación. En el aprendizaje online el 52% de los aprendices en línea corresponden al género femenino y el 38% se enfocan en habilidades ligadas a la innovación tecnológica, lo cual muestra cómo las ventajas del e-learning estarían ayudando a estrechar la brecha de género.
La flexibilidad horaria es una de las grandes ventajas del e-learning. Desde la pandemia, el formato online se ha consolidado, estandarizando metodologías de aprendizaje remoto y permitiendo a los profesionales gestionar mejor su tiempo. Además, están bien diseñados y con cursos del más alto nivel, ofreciendo soluciones personalizadas y adaptadas a las necesidades de distintos perfiles, lo cual permite una diversificación de habilidades que potencia la empleabilidad y las remuneraciones.
Por lo anterior, hoy Chile enfrenta el desafío de reducir la brecha de profesionales TI para mantener su posición regional y debe aprovechar los beneficios de las mejores plataformas de aprendizaje del mundo para ello.
El Estado, la academia y las empresas deben involucrarse al nivel de sus compañeros de la OCDE en formación y educación, en especial en las áreas STEM. De este modo podrán exportar servicios de alto valor y atraer inversión extranjera directa. Chile debe actuar con decisión y rapidez para formar a la próxima generación de expertos en TI. El retraso en cerrar la brecha de habilidades digitales no solo compromete su posición regional, sino que también pondrá en riesgo su competitividad global en la era digital. El momento de interceder en talento y capacitación es ahora, antes de que las oportunidades se pierdan.