Nestlé Chile dio a conocer una guía global que detalla las principales prácticas regenerativas que hoy se aplican en los predios agrícolas que los abastecen de sus materias primas, y que están dando resultados favorables para el cuidado del suelo y la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI)
La regeneración de los suelos es fundamental para aumentar la resiliencia de los ecosistemas al restaurar las propiedades físicas, químicas y biológicas que pueden haberse deteriorado debido a prácticas agrícolas intensivas, entre otros factores. Así, un suelo sano retiene mejor el agua, reduce la erosión y mejora la absorción de nutrientes, lo que se traduce en cultivos más resilientes y productivos. Además, un suelo sano actúa como un excepcional captador de carbono, ayudando a mitigar el cambio climático.
Comprendiendo la relevancia de sus beneficios, Nestlé inició hace más de 20 años el apoyo a cientos de miles de agricultores en la adopción de prácticas sostenibles en el mundo y cuyos aprendizajes en terreno e inversiones en I+D están permitiendo aplicarlas en sus distintos mercados.
“Desde el 2021 nuestra estrategia aceleró el impulso a la agricultura regenerativa como parte integral de nuestro modelo de sostenibilidad. Este se centra en la conservación y restauración de tres recursos claves en cualquier sistema agrícola: el suelo, el agua y la biodiversidad”, explica Gabriela Guarda, gerente de Sustentabilidad de Nestlé Chile, agregando que “lo más importante es que los agricultores están en el centro de nuestro modelo, donde la colaboración y apoyo técnico, junto con la academia e incentivos económicos, son fundamentales para una transición justa. De esta manera buscamos no solo mantener, sino también mejorar y restaurar activamente los recursos naturales, beneficiando al medioambiente, la sociedad y a los productores con los que trabajamos”.
Prácticas destacadas
Con el objetivo de compartir sus prácticas de AR, la compañía lanzó un documento titulado “Marco de agricultura regenerativa Nestlé” que describe una serie de prácticas beneficiosas para los suelos, entre las que destacan:
- Cultivos de cobertura: Se siembran durante el período en que no hay un cultivo comercial destinado a la cosecha en el campo, evitando que este quede en barbecho (sin cultivar). Esta práctica protege el suelo, aumenta la materia orgánica y mejora la retención de carbono. Además, previene la erosión, mejora la fertilidad del suelo, suprime las malezas y controla enfermedades y plagas. La elección de cultivos adecuados, que pueden incluir leguminosas, cereales y otras especies vegetales, es esencial para maximizar estos beneficios.
- Rotación diversificada de cultivos: La rotación de cultivos implica plantar diferentes cultivos secuencialmente en la misma parcela, lo que mejora los rendimientos, la gestión del nitrógeno y la salud del suelo. Este método reduce la presión de malezas y enfermedades, ya que las diferentes especies vegetales tienen niveles variados de susceptibilidad a plagas y enfermedades.
- Cubierta de residuos triturados de cultivos: La utilización de residuos vegetales o material orgánico en la superficie del suelo ayuda a prevenir el crecimiento de malezas, conservar la humedad y temperatura del suelo y prevenir la erosión. Se trata de un método simple, pero efectivo que contribuye significativamente a la salud del suelo.
- Integración de ganadería: No sólo optimiza los retornos sobre la tierra y la biomasa, sino que también mejora los ciclos nutricionales y reduce los impactos ambientales. Esta práctica es crucial para mantener un equilibrio sostenible y productivo en las tierras agrícolas. Además la integración de ganadería permite mayores rotaciones mediante la inclusión de cultivos forrajeros (plantas para alimentar al ganado) y mezclas de pasturas (combinaciones de pastos y leguminosas para una mejor dieta para el ganado).
En Chile, la compañía cuenta con avances concretos sobre la adopción de este modelo. Trabaja de la mano con más de 400 productores de leche fresca desde Los Ángeles hasta la isla de Chiloé, de los cuales 290 ya han adoptado prácticas de agricultura regenerativa en colaboración con diversas entidades como el Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA), y dos de ellos ya van en camino de convertirse en predios Granjas Net Zero o cero emisiones netas.
Además de un proyecto piloto de tres años para integrar prácticas regenerativas en cultivos de cereales en las regiones del Maule, Ñuble y La Araucanía.
Todo este camino de Nestlé tiene como meta que el 20% de sus ingredientes claves sean producidos mediante métodos agrícolas regenerativos para 2025 y un 50% para 2030, lo que a su vez contribuye al objetivo de alcanzar las cero emisiones netas de GEI a 2050.
