Estudiantes construyen sillas con tapas de botella, inspiradas en renombrado arquitecto holandés

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NESTLÉ
++BETTER
PEFC

Es la materia prima del mobiliario que hoy es utilizado en la misma Universidad Gabriela Mistral por toda la comunidad. El diseño es clásico y fue creado a comienzos de 1900.

Qué mejor que la conmemoración del Día Mundial del Medioambiente para recalcar la importancia de dar una segunda vida a los desechos, en la medida que esto sea posible. Cada vez son más las empresas que se dedican a esta tarea y que proveen de materiales de gran calidad para crear nuevos productos.

Es el proyecto que está desarrollando la Universidad Gabriela Mistral con un grupo de estudiantes de la carrera de Arquitectura. La casa de estudios tiene un convenio con una empresa de reciclados con sede en Villarrica. Allí recolectan plástico de distintos tipos (en este caso, tapas de botellas) y lo convierten en listones y perfiles que se caracterizan por su durabilidad y resistencia, especialmente a la humedad. Además, no se astillan, son fáciles de limpiar y no atraen termitas, como la madera. Los alumnos usan esos listones para construir sillas.

“La idea era utilizar un material contemporáneo para dar vida a un diseño clásico. Nosotros nos inspiramos en Gerrit Rietveld, un reconocido arquitecto y diseñador holandés que nació en 1888 y que creó una silla -muy cotizada en la actualidad- pensada para ser instalada en exteriores, en las terrazas. Creemos que acercar a los estudiantes a diseños antiguos y elegantes, pero que adquieren forma con materia prima moderna es un gran aporte para ellos”, explica Martín Schmidt, académico de la Escuela de Arquitectura UGM.

Lo bueno, señala el docente, es que los planos que utilizaron están disponibles en internet. Es decir, cualquier persona puede animarse a imitar a estos alumnos.

“Tratamos de hacer la silla lo más parecida posible a la original. Tuvimos que hacer varias pruebas antes de lograrlo. Uno de los objetivos era demostrar que este modelo, que en el mercado tiene un elevado valor, puede ser elaborada con materiales bastante más económicos”, señala Florencia Izquierdo, estudiante que participó en el proyecto. 

Ahora, este mobiliario forma parte de la universidad. Fue instalado en los patios y es utilizado por estudiantes y docentes.

“Al comienzo fue difícil. Parece ser un proyecto pequeño, pero no es así, porque tuvimos que guiarnos por planos. Pero fue un proceso muy entretenido y -precisamente porque al comienzo resultó complejo- es que estamos tan orgullosos. Creo que hoy todo deberá girar en torno a la sustentabilidad. Se requiere más empresas que se dediquen a la transformación de residuos”, plantea Ana Catalina Galdámez, estudiante de Arquitectura de la UGM.

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