Un estudio de Accenture revela que la mayoría de las empresas aún se encuentran en las primeras fases de la electrificación de sus flotas. La alineación en la estrategia, la oposición interna, la infraestructura insuficiente y la subestimación de las complejidades están obstaculizando los esfuerzos de electrificación.
La electrificación de las flotas aún se encuentra en sus etapas iniciales. En efecto, el sector del transporte actualmente es responsable del 25% de las emisiones de carbono en todo el mundo, y el transporte por carretera representa tres cuartas partes de esta producción. De esta manera convertir flotas de autos, furgones, camiones y buses de vehículos con motor de combustión interna (ICE) a vehículos eléctricos de batería (BEV) puede reducir significativamente la huella de carbono del sector y ayudar a las empresas y entidades públicas a cumplir sus objetivos de sostenibilidad.
Mientras que numerosos gobiernos de todo el mundo están tomando medidas para electrificar el transporte público, el aumento de la electrificación de las flotas comerciales privadas es el verdadero cambio de juego. Las organizaciones son conscientes de ello y, en respuesta, están avanzando hacia la electrificación de sus flotas. También son muy conscientes de que la electrificación tiene implicaciones estratégicas críticas relacionadas con el cumplimiento de la normativa, el posicionamiento competitivo y los objetivos de reducción de carbono.
“Nuestro estudio revela que la gran mayoría de las flotas aún no han iniciado el proceso de electrificación o lo han hecho en menos de una cuarta parte. Aunque las flotas norteamericanas son las que más han avanzado, aún queda mucho camino por recorrer en todas las regiones”, explica, Mariana de Pablo, Directora Ejecutiva de Accenture Chile.
El estudio también revela que el 30% de los ejecutivos no cuentan con vehículos eléctricos en su flota, mientras que el 54% indica que los vehículos eléctricos representan como máximo una cuarta parte de su flota. Además, el 21% de los ejecutivos espera que la electrificación total ocurra después de 2035, mientras que el 54% espera que se produzca después de 2030.
Retos universales
Una amplia variedad de desafíos obstaculiza el progreso en la electrificación de flotas. Actualmente, los principales desafíos son la inversión de capital y los requisitos de infraestructura. Sin embargo, también existen desafíos en áreas como estrategia, finanzas, cultura organizacional, operaciones y tecnología digital, que están impidiendo el avance.
“Las empresas que desarrollen un sólido caso empresarial estratégico que involucre a toda la organización establecerán nuevos estándares de rendimiento. Deben situar la electrificación de la flota en el centro del escenario de manera estratégica. Esta transición no puede considerarse únicamente como una cuestión de sostenibilidad, sino que debe ser impulsada por objetivos empresariales más amplios”, agrega la ejecutiva.
Para mitigar los costos de la electrificación, es necesario explorar mecanismos financieros que puedan absorber las inversiones iniciales requeridas para vehículos y puntos de recarga. Se debe realizar un estudio de viabilidad estructurado que incluya una evaluación del grado de preparación, un análisis de viabilidad y una hoja de ruta para la transformación. Esta última debe incluir un plan de comunicación y cambio de comportamiento para abordar posibles resistencias dentro de la organización.
Es fundamental recurrir a talentos inter-funcionales para desarrollar un diseño detallado de la futura infraestructura de carga y una lista de las capacidades internas necesarias para ajustar el modelo operativo en consecuencia. Se debe establecer un plan y un calendario de transición que permitan el despliegue coordinado de la infraestructura, los vehículos, la formación de conductores y la integración de sistemas.