El cambio climático representa una amenaza significativa para la seguridad alimentaria en Chile, afectando tanto la cantidad como la calidad de los alimentos. Entre los impactos más relevantes se encuentran la disminución de los rendimientos, la alteración de los ciclos de producción, la modificación del suelo y la escasez de agua.
La biotecnología como respuesta
En este contexto, la biotecnología agrícola surge como una herramienta fundamental para adaptar la agricultura a las nuevas condiciones climáticas. Esta tecnología ofrece diversas soluciones innovadoras, desde el desarrollo de cultivos resistentes a condiciones extremas hasta la implementación de prácticas agrícolas más eficientes y sostenibles.
El Dr. Miguel Ángel Sánchez, director ejecutivo de ChileBio, enfatiza la urgencia de adoptar medidas de adaptación y mitigación para asegurar la sostenibilidad de la agricultura chilena. “La biotecnología agrícola ofrece herramientas innovadoras para enfrentar los desafíos del cambio climático, desde el desarrollo de cultivos resistentes a condiciones extremas hasta prácticas agrícolas más eficientes y sostenibles”, señala Sánchez.
Entre los ejemplos de cómo la biotecnología puede contribuir a la adaptación al cambio climático se encuentran:
- Desarrollo de cultivos resistentes a sequías, salinidad y plagas. Esto permitiría asegurar la producción de alimentos en zonas afectadas por estas condiciones.
- Implementación de prácticas agrícolas más eficientes en el uso del agua. Esto ayudaría a reducir el impacto de la escasez hídrica en la agricultura.
- Desarrollo de cultivos con mayor contenido de nutrientes. Esto contribuiría a mejorar la nutrición de la población.
La adopción de la biotecnología agrícola en Chile requiere de un esfuerzo conjunto por parte del sector público, privado y la academia. Es necesario fomentar la investigación, el desarrollo y la transferencia de tecnologías biotecnológicas para que puedan ser utilizadas de manera efectiva por los agricultores.
En definitiva, la biotecnología agrícola se presenta como una pieza clave para enfrentar el cambio climático y garantizar la seguridad alimentaria en Chile. Se espera que esta tecnología sea utilizada de manera responsable y sostenible para asegurar el bienestar de las generaciones presentes y futuras.