Por Francia Navarrete, Ingeniera en Biotecnología y cofundadora de la startup Protera
La falta de diversidad en el mundo de la tecnología puede afectar de forma relevante el progreso de un país. Es por eso que las áreas STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas) son consideradas en la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible como espacios que impulsan sociedades más inclusivas y sostenibles.
¿Qué pasa en el caso de la mujer y la inteligencia artificial, una tecnología que está avanzando aceleradamente en nuestro tiempo? La ONU Mujeres estima que, si bien el 75% de los trabajos estará relacionado con las áreas STEM, hoy ellas ocupan apenas el 22% de los puestos en inteligencia artificial a nivel mundial, un número que disminuye drásticamente a un 9,1 % en Latinoamérica, según un estudio del Banco Interamericano de Desarrollo.
En mi experiencia en las áreas de la biotecnología y la inteligencia artificial, la equidad de género atrae talentos y un mejor ambiente laboral en las organizaciones, al mismo tiempo que al haber mujeres en las directivas mejora el desempeño de las compañías, tal como lo reconoce la OIT.
Para impulsar el empoderamiento de la mujer en las tecnologías y en particular en la IA, es necesario un cambio en las reglas del juego para frenar la brecha de género que se amplía a medida que hombres y mujeres avanzan en el nivel de estudio, garantizando el acceso y promoviendo el interés de las niñas desde la primera infancia.
El apoyo de padres, madres y tutores puede cambiar la percepción que una niña tendrá sobre sí misma y sus capacidades. De acuerdo a las UNESCO, algunos factores que influyen en esta brecha son las desigualdades presentes en los estereotipos y la propia autopercepción; el apoyo, creencias y expectativas familiares y de los pares, la escuela y la sociedad.
Se les debe incentivar en todo su proceso de crecimiento a conversar sobre las TIC (Tecnologías de la Información y las Comunicaciones), estimular su curiosidad, la experimentación, que conozcan referentes locales en las que puedan verse reflejadas. Motivarlas no es sólo una responsabilidad del Estado, sino un deber que tiene que partir desde casa, ya que las niñas comienzan a perder su inclinación por la ciencia, al no ser estimuladas y capacitadas en esta materia al igual que los niños.
Cambiemos la mirada, para que mujeres de cualquier edad, en especial niñas y jóvenes que quieran entrar en este mundo, vean que es una realidad posible, desarrollen ideas nuevas, movilicen equipos de trabajo y dirijan empresas, aquí y en cualquier parte del mundo, creando e innovando a través de la ciencia y la tecnología.