Por Loreto Seguel King, directora ejecutiva del Consejo del Salmón
La potente pluma del escritor Elicura Chihuailaf, premio nacional de literatura 2020 y su poema “La llave que nadie ha perdido” me invita a reflexionar sobre nuestro planeta, la humanidad y su futuro en este día internacional de la madre tierra.
El texto es un reconocimiento a la cultura mapuche y pone en valor la naturaleza, la tierra, sus nobles recursos y la magia que gira en torno al ecosistema de sus antepasados del sur austral. Sus versos hablan de árboles con raíces azules que se acarician jugando con el viento. En la cosmovisión de los pueblos originarios el azul tiene un significado superior y divino, representa abundancia, equilibrio y bienestar.
Pues bien, el año 2023 la FAO publicó en Roma su iniciativa “Transformación azul”, un programa orientado a lograr el máximo potencial de la acuicultura sostenible para contribuir a erradicar el hambre global, ampliando los sistemas alimentarios acuáticos y aumentando su contribución a dietas saludables, nutritivas y asequibles, respaldando la gestión ambiental y el crecimiento inclusivo, especialmente para aquellas comunidades que dependen de la pesca y la acuicultura.
La FAO, a través de su representante regional adjunta, Eve Crowley, nos recordó su compromiso con esta cruzada en marzo pasado durante Aquasur, el evento de salmonicultura más relevante del hemisferio sur celebrado en Puerto Montt.
Como asociación gremial sabemos que la acuicultura sostenible es una tremenda llave para abrir los caminos de soluciones alimentarias que estén al alcance de todos. Con esa convicción y como punta de lanza, repartimos algunas llaves en Aquasur. Nos lanzamos a la aventura de posicionar esta idea en la cena inaugural que, por cierto, tuvo salmón como plato principal.
El efecto de ver esas preciosas llaves antiguas repartidas en el centro de las mesas fue inmediato. Los asistentes -entre los que figuraban embajadores, autoridades, empresarios y diversos líderes representantes del entramado nacional y regional de la industria- valoraron positivamente esta entrega y el mensaje: todos, sin excepción, desde nuestros diferentes roles, tenemos una llave para abrir puertas y estamos llamados a abrir todas las que sean necesarias para proyectar una industria tan relevante como la salmonicultura en nuestro querido país.
Un símbolo tan simple puede remover el espíritu del otro para que use su llave en materias clave. ¿Ejemplos? Mejorar una ley en post del bien común, alinear y comprender voluntades sindicales, conseguir un tratado comercial o avanzar en mejorar estándares de producción.
La llave significa que tú y yo tenemos poder en nuestro quehacer cotidiano. Cada uno tiene la capacidad de generar cambios, aportando para el bienestar y el desarrollo sostenible de Chile. Todos tenemos la responsabilidad de abrazar este deber-país y no permitir que esta industria se estanque. Es nuestra obligación propiciar más y mejores condiciones para que la salmonicultura nacional siga brillando en lo más alto de las exportaciones mundiales. Orgullo debemos sentir por esta industria ya que lo que puede hacer por el planeta y sus habitantes será de otro nivel!