La investigación realizada por Sistema B y Adapsys concluyó que la mayoría de las empresas que mejoraron su operación fue por un trabajo guiado a diario por el propósito de cada una. El involucramiento de comunidades con las compañías es uno de los puntos a trabajar a futuro.
En marzo, se celebra en el mundo el Mes de las Empresas B, y en ese marco se lanzaron los resultados del estudio Pulso Propósito, realizado en conjunto por Sistema B y Adapsys, consultora de alta dirección experta en cambio organizacional, que buscó explorar el aporte que brinda este modelo a los desafíos de la sostenibilidad, junto con demostrar la ventaja competitiva que resulta del compromiso con la certificación de Empresa B.
La tercera versión de Pulso Propósito, que contó con la participación de 99 representantes de Empresas B con casa matriz en Chile, se enfocó en el análisis de la creación de modelos de negocios movidos por un propósito que busque apalancar la sostenibilidad organizacional.
Dentro de las 25 preguntas que se le hicieron a los encuestados representantes de micro, pequeña, mediana y gran empresa, destacó que el 86% de las organizaciones mejoró su desempeño durante el último año, principalmente en las industrias de Manufactura y Asesorías y Servicios. Entre éstas, el 87% declaró que se guía cotidianamente por el propósito organizacional.
“Queremos continuar abriendo espacios de conversación y trabajar desde lo que podemos y sabemos hacer: crear y gestionar empresas que se movilizan por un propósito, centrado en el triple impacto, en cómo las empresas se mueven para resolver problemáticas sociales y medioambientales desde sus propios negocios. En el proceso invitamos a todas las empresas, gremios, instituciones, personas y organizaciones, a ser parte de este ejercicio. Estamos seguros de que el cambio social y ambiental lo hacemos entre todos, partiendo por la empresa cuyos tratos, relaciones, condiciones e impactos deben ser reflejo de la sociedad que buscamos”, enfatiza Zdenka Astudillo, directora ejecutiva de Sistema B Chile.
En relación a los indicadores de negocio de las Empresas B, resaltó que un 80% de los encuestados afirmó que su empresa buscó nuevos mercados en el último año y un 69% amplió sus líneas de negocio, mostrando mejoras en un contexto marcado por la incertidumbre económica.
Otro hallazgo relevante se relaciona a que las Empresas B generan un triple impacto en forma equilibrada. Sin embargo, la antigüedad de las organizaciones refleja que las dimensiones afectan de manera distinta. Las empresas de 2 años o menos perciben un mayor impacto en niveles económicos, mientras que a las que tienen entre 3 y 5 años les ha traído un mayor beneficio en el ámbito medioambiental. Por último, las firmas de 6 años o más se diferencian por un impacto social mayor.
En cuanto al aporte de ser Empresa B a las dimensiones organizacionales, destaca que el 73% de las encuestadas crea productos y servicios socialmente responsables, así como que el 70% establece redes con empresas que comparten los mismos valores. En esta línea, el principal desafío surge de involucrar a comunidades con las organizaciones, ya que solo el 51% afirma hacerlo.
“Esta investigación nos mostró cómo han cambiado las prioridades en las organizaciones este último año. Venimos de tiempos de estallido social y pandemia, donde las empresas pusieron especial atención e inversión en iniciativas con impacto en las comunidades, sin embargo, hoy se percibe un menor nivel de involucramiento. Creemos que acá hay un reto importantísimo que implica no perder de vista lo necesarias que son para lograr la sostenibilidad organizacional y lo mucho que entregan a través de su conocimiento profundo y detallado del entorno”, dice Lucía Colunga, consultora de Adapsys e investigadora del estudio.
Para más información del estudio visita este link.
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