Los nuevos edificios de alto estándar están incorporando en su diseño conceptos asociados a los factores ESG (ambientales, sociales y de gobierno corporativo), prestando especial atención al ambiente, la eficiencia energética, los espacios con vegetación, las áreas de descanso y abiertas a la comunidad, con diseños modernos y elegantes.
Fabián Fuentealba, Head of Sustainability & ESG de CBRE Chile, señala que todo esto está diferenciando de forma importante la nueva generación de edificios de primera categoría en el mundo y Chile está avanzando por ese camino con proyectos icónicos que esperan su ingreso al mercado en los próximos años, lo que marcará un antes y un después en la arquitectura de los edificios clase A.
“Los edificios más ambientales y socialmente sustentables también muestran mejores rendimientos económicos. Esto porque se implementan acciones y elementos de forma directa para reducir la pérdida y requerimientos energéticos como, por ejemplo, sistemas de iluminación Led, sistemas de climatización de última tecnología y con mayor eficiencia, reduciendo los gastos en energía, agua y la operación en general. A su vez, presentan características que son observables y requeridas por los usuarios y, por lo tanto, por quienes toman la decisión de arriendo, lo que lleva a que estos edificios resulten más atractivos, justificando una renta más alta que los edificios que no cumplen los mismos estándares”, comenta Fabián Fuentealba.
En este escenario, prepararse con tiempo para las nuevas exigencias normativas es una buena estrategia, ya que poco a poco los países han ido incorporando la sustentabilidad en el requerimiento a la información exigida a los fondos de inversión sobre los riesgos a los que se exponen sus inversiones.
“En Chile, la norma 461 de la Comisión para el Mercado Financiero (CMF) agrega varias exigencias de información sobre sostenibilidad en los reportes integrados de las empresas reguladas, que comenzarán a ser exigidas desde los informes publicados en el 2023”, explica Fabián Fuentealba, Head of sustainability & ESG de CBRE Chile.
Cabe destacar que existen varias formas de mejorar el rendimiento ambiental de un edificio y por lo tanto el confort para los usuarios y colaboradores. No todos requieren grandes inversiones, pero cada acción cuenta.
“En temas de sustentabilidad ambiental, muchas veces hay soluciones que parecen la respuesta lógica, pero que al analizar el costo-beneficio y su alineación con los objetivos por los que se buscan implementar, no lo son tanto. Un ejemplo de esto se está dando con el tema de la crisis hídrica, el cuidado del agua, las metas de descarbonización, el cuidado por el medio ambiente y el bienestar de los usuarios”, indica Fabián Fuentealba.
Al pensar en crisis hídrica, una alternativa que resuena como una solución es quitar vegetación intentando reducir la demanda de agua para riego, pero esto deja de lado o incluso puede afectar negativamente la consecución conjunta de otros objetivos como la eficiencia energética, reducir la emisión de gases de efecto invernadero y el cuidado de la biodiversidad. Además, puede influir negativamente en los objetivos de la misma reducción de la demanda hídrica, el rendimiento energético y la rentabilidad del activo, ya que al reducir la vegetación se incrementa el efecto de la Isla de Calor, aumentando la temperatura urbana.
“Las Islas de Calor Urbanas (ICU) tienen efectos importantes en la calidad de vida y el medio ambiente, su efecto potencia los impactos del cambio climático, generando incrementos locales de temperaturas en alrededor de 4°C durante el verano para la ciudad de Santiago de Chile, lo que se puede ver intensificado en ciudades en latitudes más bajas y/o más áridas”, agrega el ejecutivo de CBRE Chile.
En este sentido, se han realizado varios estudios sobre la naturaleza, el comportamiento y la mitigación de las ICU, donde la emisividad y la reflectancia son elementos a considerar en la decisión de los materiales utilizados como revestimiento en los edificios. Sin embargo, hay alternativas adicionales.
Fabián Fuentealba señala que se ha llegado a la conclusión de que el aumento de arbustos y flores en los techos, azoteas y suelos, junto a la reforestación urbana, son importantes formas de mitigación. Estas estrategias no sólo reducen la temperatura urbana, sino que también reducen la cantidad de energía demandada y la cantidad de gases de efecto invernadero emitidos, protegiendo la salud pública, aportando ambientes propicios para la protección de la biodiversidad e incrementando el valor estético de los espacios.
“Sin duda que la implementación de criterios ESG es clave para fomentar edificaciones y espacios más sustentables, que pasan a convertirse en una excelente opción de inversión, pues además de mostrar un mejor rendimiento económico, también influyen en el bienestar y calidad de vida de las personas que habitan estos espacios. A su vez, son un claro reflejo de la búsqueda constante de innovación, optimización, accesibilidad y seguridad. Aunque lograr la sustentabilidad es un proceso que requiere de un cambio cultural tanto en usuarios como en inversionistas, con visión estratégica es posible lograr cambios”, concluye Fabián Fuentealba, Head of Sustainability & ESG de CBRE Chile.
