Investigadores del INACH desvelan el papel de la almeja antártica como centinela ambiental en bases polares. Este estudio pionero en el microbioma de Laternula elliptica destaca su capacidad para filtrar contaminantes, microplásticos y bacterias de plantas de tratamiento de agua, proporcionando información crucial para la conservación del ecosistema polar.
Científicos del Instituto Antártico Chileno (INACH) han liderado la primera investigación sobre el microbioma de Laternula elliptica, la almeja antártica más grande encontrada bajo el lecho marino austral. Esta especie no solo filtra partículas para obtener su alimento, sino que también captura contaminantes y bacterias asociadas a las plantas de tratamiento de agua en bases polares.
El Dr. Marcelo González Aravena, jefe del Departamento Científico del INACH, señala que este estudio, derivado del trabajo del Dr. Rodolfo Rondón, revela secuencias bacterianas preocupantes asociadas a la mala calidad del agua. La almeja, al buscar su alimento, filtra inadvertidamente contaminantes, plásticos microscópicos y bacterias patógenas.
Este hallazgo convierte a Laternula elliptica en un bioindicador clave para evaluar el impacto de actividades humanas cerca de estaciones antárticas y zonas turísticas. La investigación, realizada en la bahía Fildes, demuestra la necesidad de monitorear constantemente las plantas de tratamiento de agua para garantizar su correcto funcionamiento.
González destaca la importancia de estos resultados para concientizar a las bases antárticas y ajustar protocolos, subrayando la almeja como especie centinela de la calidad del agua. Próximamente, se publicará un estudio sobre la presencia de microplásticos en Laternula elliptica, evidenciando el impacto humano en la costa antártica.
El INACH, con su autonomía en asuntos antárticos, lidera la investigación de excelencia, participa en el Sistema del Tratado Antártico y contribuye al conocimiento antártico, fortaleciendo a Magallanes como puerta de entrada al Continente Blanco. Este descubrimiento destaca la relevancia de la ciencia antártica para preservar el ecosistema polar.