Nelson Rojas Mena, gerente general corporativo de Caja Los Andes.
La magia de leer un buen libro está en disfrutar el camino al avanzar página a página, sin importar el tiempo que nos tome hasta llegar al final, porque saltarnos el desarrollo para leer su desenlace, nos arruinaría la experiencia. De forma natural evitamos los “spoilers”, esa revelación anticipada del final que sabemos que tarde o temprano vendrá.
Con preocupación vemos que -de forma más o menos consciente- esto también aplica al abordar nuestro propio ciclo vital y su inexorable finitud. En este caso, las personas mayores parecen representar ese anticipo de nuestro futuro que muchos buscan evitar y frente al cual cerramos los ojos y tapamos los oídos, nos volvemos edadistas y excluimos de la sociedad a quienes viven esa etapa. Sin embargo, tal como muestran las cifras, el epílogo de nuestras vidas está siendo cada vez más prolongado. Chile envejece y no estamos preparados.
Si en 1950 la esperanza de vida al nacer de hombres y mujeres promediaba apenas los 53,2 años, en 2022 alcanzó los 79,5 años. Y según cifras de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), el 2100 viviremos hasta los 91,9 años en promedio. Esto se traduce en que hoy más del 18% de las personas en nuestro país tiene 60 años o más y a la vuelta de la esquina, en 2050, casi un tercio de la población de Chile estaría compuesta por personas mayores.
Más allá de las explicaciones a este fenómeno, lo cierto es que esta transición demográfica acelerada hacia una vejez más prolongada, más activa y más lúcida, supondrá cambios relevantes en la sociedad tal como la conocemos y en la toma de complejas decisiones. Ese es el espíritu del trabajo conjunto que presentamos junto al Centro UC Estudios de Vejez y Envejecimiento (CEVE UC) a través de la Sexta Encuesta Nacional de Calidad de Vida en la Vejez 2022 UC-Caja Los Andes, que representa un valioso insumo, con el objetivo de hacernos las preguntas correctas y aportar a la toma de decisiones políticas y sociales que mejoren la calidad de vida de las personas mayores.
Algunos datos. Casi la mitad de las personas entre 60 y 69 años continúan trabajando, mientras que el 51% de las personas mayores trabajó entre 21 a 45 horas a la semana durante 2022. Frente a esta realidad: ¿Discutiremos la posibilidad de aumentar la edad de jubilación?
Las principales fuentes de ingresos provienen de pensiones contributivas (45%) y de subsidios estatales (43%), evidencia clara de que las pensiones por si solas simplemente no alcanzan y el Estado debe echar mano a bonos para que lleguen a fin de mes: ¿Podremos, de una vez por todas, llegar a acuerdos para diseñar una reforma previsional que haga sostenible en el tiempo mejores pensiones?
Para dar con estas respuestas, al final todo se reduce a una cuestión de empatía. Cuesta vernos al espejo y reconocernos en el otro, o ponernos en su lugar y en sus circunstancias, porque ese ejercicio requiere de una cuota de humildad y de interés genuino.
Para construir valor social, la vejez es un spoiler de nuestra vida al que es urgente y necesario exponerse.
