José Manuel Rivera Z, Gerente General Armony Sustentable
En un Chile que enfrenta desafíos ambientales cada vez más urgentes, como el cambio climático y la degradación del suelo, el desperdicio de alimentos se presenta como una problemática que no podemos permitirnos ignorar.
Según la FAO, un tercio de los alimentos producidos en el planeta (aproximadamente 1.3 mil millones de toneladas), son arrojados a la basura en todo el mundo, lo que es inaceptable no solo desde el punto de vista ambiental, sino que también desde lo moral.
Lamentablemente, este gran problema abarca su ciclo completo: producción, distribución y consumo.
Según datos del Ministerio del Medio Ambiente, se estima que en Chile se desperdician aproximadamente el 17% de los alimentos a lo largo de la cadena de suministro, desde las frutas y verduras que se pudren en los campos hasta los productos que se desechan en los hogares.
Si bien en Chile han habido importantes avances como la Ley REP, o la creación de la Comisión Nacional para la Prevención y Reducción de Pérdidas y Desperdicios de Alimentos de Chile (2020), no son suficientes para revertir las cifras. Una buena solución son las iniciativas que apuntan a “evitar el desperdicio”, esto quiere decir, recuperarlo.
En esa línea es importante destacar las iniciativas de recolección de alimentos de ferias libres como lo hace Fundación Basura, quienes trabajan con el proyecto “Ferias Libres Cero Desperdicio”, el cual busca reducir el desperdicio alimentario en las ferias libres y recuperar alimentos de segunda selección para su consumo o reciclaje, lo que está apto para consumo es entregado a comedores sociales, y lo que ya no puede ser utilizado es valorizado mediante el proceso de compostaje.
La Fundación Realim distribuye los excedentes orgánicos del mercado de Lo Valledor a crianceros del sector de la Laguna Aculeo, quienes sufren los devastadores efectos de la crisis hídrica. “The imperfect project” transforma las frutas y verduras con imperfecciones -que por lo general se desechan- en snacks para humanos, perros y barritas de cereal, y tantos otros como Maifud o Talkual que colaboran con sus modelos de negocio a disminuir la pérdida de valiosos recursos naturales, energía y la emisión de gases de efecto invernadero.
Otra iniciativa importante para la recuperación y valorización de los residuos orgánicos es el compostaje, ya que mediante el uso del compost dadas sus propiedades, microbiología y nutrientes enriquecen el suelo, mejoran la retención de agua y reducen la utilización de fertilizantes químicos en la agricultura. Además, desvía las toneladas de residuos-, que en caso de no ser compostadas-, irían a los vertederos, reduciendo así la producción de metano, el responsable del efecto invernadero. El compostaje es 100% economía circular.
Como sociedad, urge crear conciencia respecto a este tema, junto con fomentar la educación ambiental no sólo en colegios o con los más pequeños, sino también en municipios y lugares de trabajo, tanto a nivel público como privado. Debemos comenzar ya a pasar del desecho al hecho, de la intención a la acción. El tiempo es poco y la tarea es grande. De nosotros depende.