Hoy la presencia de profesionales sobre los 50 años en las empresas es baja. Sin embargo, la población está envejeciendo y surge el desafío de cómo integrar a ese talento.
En menos de tres décadas, un tercio de la población chilena estará compuesta por adultos mayores, vale decir, por personas de 60 años o más. Eso significa que 32% de la población del país se encontrará en ese rango etario en 2050, lo que implica una serie de situaciones que deben ser analizadas, entre ellas el mercado laboral.
La proyección hecha por el Instituto Nacional de Estadísticas (INE) se relaciona con la tendencia que observa la empresa de reclutamiento especializado Robert Half, que apunta a que la presencia de profesionales seniors en el mercado laboral va en alza.
Hoy entre 6% y 25% de la dotación de una empresa son profesionales sobre los 50 años, que entran al último tercio de su carrera profesional. Ante esa realidad, ¿qué medidas debe tomar el mercado?
El director asociado de la consultora en Chile, Caio Arnaes, advirtió que este grupo que hoy está en el último tercio de su carrera representa un pequeño porcentaje del mercado, lo que no es un modelo sostenible a futuro. Y para eso, “tanto las empresas como los propios profesionales deben tomar medidas para equilibrar esa balanza”.
Las empresas deben considerar cómo compatibilizar el avance de la tecnología y la digitalización de los procesos con la inserción de profesionales que necesitan actualizaciones constantes para acompañar esa evolución. Sin embargo, una mayor presencia de profesionales con mayor bagaje supone una oportunidad inmejorable para generar transiciones mucho más virtuosas hacia las nuevas generaciones, gracias a las mentorías y transferencia de conocimiento que se producen de la interacción entre los más experimentados con aquellos que dan sus primeros pasos.
A su vez, el aumento de la población mayor en el país implica para los profesionales seniors el desafío de sumar a su experiencia factores de flexibilidad para adoptar tácticas de reinserción desde cargos temporales o de menor rango, para luego volver a escalar dentro del organigrama de una empresa. “Son profesionales muy importantes para las empresas y la tendencia es que tiendan a valorizarse aún más en este nuevo escenario”, concluyó Arnaes.