Angelo Pinasco, Empresario peruano del sector Turismo y agroexportación
El turismo es una industria global, muy competitiva y en permanente evolución, tanto en el lado de la oferta turística como en la demanda. Continuamente aparecen nuevas propuestas que pretenden atraer la atención de los turistas, a la vez que ellos cuentan con más información y herramientas para seleccionar los destinos y propuestas más atractivas.
En este contexto se viene desarrollando la propuesta de destinos turísticos inteligentes que permitirá la certificación para quienes cumplan los requisitos.
Un destino turístico inteligente va más allá del uso de la tecnología, incorporando a la gestión del destino los siguientes ejes estratégicos: Gobernanza, Innovación, Tecnología, Accesibilidad universal, y Sostenibilidad en sus vertientes económica, sociocultural y medioambiental. Estos cinco ejes influyen unos en otros y están interrelacionados entre sí. A la vez que puede constituirse como tal cualquier tipo de destino turístico, independientemente de su concepción (vacacional, urbano, natural, etc.) o tamaño, y la naturaleza de su Ente Gestor.
La decisión de convertirse en un DTI supone establecer una estrategia que revaloriza el destino ya que promueve un aumento de su competitividad, un mejor aprovechamiento de sus atractivos naturales y culturales, la creación de otros recursos innovadores, la mejora en la eficiencia de los servicios, el impulso del desarrollo sostenible, la accesibilidad universal y las tecnologías de la información y comunicación. Con ello contribuye a la mejora de la experiencia del turista, pero también aporta beneficios adicionales; como contribuir a incrementar la calidad de vida de los residentes o la creación de sinergias positivas entre los distintos agentes del destino.
Destinos Turísticos inteligentes o “smart destinations“
Según el BID ,en este escenario disruptivo y cada vez más complejo surge el concepto de las ‘smart destinations’ o destinos turísticos inteligentes, esta es una nueva mirada hacia la gestión turística y el papel de las instituciones locales en la actividad. Ser un destino inteligente no es tratar de utilizar los soportes tecnológicos para continuar “haciendo lo de siempre”, esto implica cambiar la forma de pensar la gestión turística a partir de las posibilidades facilitadas por las nuevas tecnologías, adaptadas a las realidades locales.
Un destino inteligente es un espacio (que puede ser desde un barrio hasta una red de ciudades) en el que el desarrollo del territorio es planificado y ejecutado a partir de la infraestructura tecnológica, permitiendo tanto su desarrollo sostenible, como la generación de experiencias de calidad para los visitantes y una mejor calidad de vida para los residentes.
¿Pero cómo ponerlo en práctica? Transformarse en un destino inteligente es un proceso, un camino a seguir. Para ello, el sector público, privado y la sociedad civil deben estar involucrados, en modelos de gobernanza compartida efectivos. Muchos destinos ya están trabajando temas relacionados a los ejes fundamentales de las smart destinations, como el uso de big data para aumentar el conocimiento de la demanda turística y ofertar sugerencias de visitas a atractivos turísticos, la oferta de productos turísticos, experiencias personalizadas, y el desarrollo de aplicaciones en base a datos abiertos para mejorar la atención al visitante, entre muchos otros ejemplos.