La compañía adquirió el 25% de las acciones de Kombuchacha, emprendimiento nacional líder en el mercado de la kombucha, una bebida natural en base a té e infusiones de hierbas.
Un nuevo hito en su historia concretó la startup chilena Kombuchacha, que con sólo cuatro años de vida se ha consolidado como líder en el mercado de la kombucha, bebida fermentada en base de una infusión de té o hierbas y azúcar de caña. Por primera vez, la empresa ubicada en La Araucanía levantó capital externo y estableció una alianza comercial con la Familia Kunstmann, que se traduce en la compra del 25% de las acciones de Kombuchacha.
Se trata de la mayor inversión que ha recibido el emprendimiento fundado por la agricultora biodinámica María Prieto junto a su marido, Antonio Sánchez, PhD de la ETH y que marca, a su vez, el ingreso de Kunstmann al negocio de las bebidas no alcohólicas. “Para nosotros es más que una alianza comercial, es una relación enriquecedora con una familia y una compañía que nos inspiran. Kunstmann partió como nosotros en la cocina de una casa en el sur de Chile, con una visión grande, avanzando sin perder nunca su esencia y sorteando desafíos a los que nos enfrentamos hoy nosotros”, aseguró Prieto, agregando que los montos invertidos se destinarán a nuevos activos que permitan aumentar la capacidad de producción, a fin de alcanzar la meta 1 millón de litros este año. .
Desde Kunstmann comentaron que, además de los valores de la startup y el equipo humano que la conforma, los motivó entrar al mundo de la kombucha, por tratarse de una categoría emergente, que continúa en desarrollo en Estados Unidos y en la cual ven un gran potencial. Asimismo, indicaron que esperan aportar al crecimiento del emprendimiento con el cual comparten los valores, el carácter familiar y pasión por la calidad y la sustentabilidad.
Actualmente Kombuchacha lidera el mercado, destaca por elaborarse fuera de la Región Metropolitana y, además, fue la primera en certificarse orgánica en Chile, optando sólo por proveedores premium que garantizaran un resultado 100% libre de químicos, pesticidas y organismos genéticamente modificados. En 2020 también dieron un salto al obtener la certificación ISO 22.000, norma mundial en materia de calidad e inocuidad alimentaria.
Así, en menos de cinco años ha marcado un crecimiento exponencial, consiguiendo estar presentes en todo Chile, incluido Isla de Pascua, a través de más de 1000 puntos de venta. “Somos una bebida 100% natural, burbujeante y refrescante, que quiere llegar a todo el público como una alternativa a las gaseosas que habitualmente se consumen, resguardando su salud y la del planeta. Para ello estamos innovando permanentemente con foco en la calidad, los procesos y con el compromiso de aumentar el bien común, generando el más alto valor de todos los integrantes de la cadena, desde el agricultor al consumidor”, destacó María Prieto.