Ignacio Parada, CEO y fundador de BioElements
Creatividad e innovación son dos términos que suelen asociarse como sinónimos, aunque no son lo mismo. Es cierto que tienen mucho en común, sobre todo en sus resultados prácticos, pero la diferencia sustancial entre ellos es la siguiente: La creatividad hace referencia a la habilidad de una persona, incluso a una forma de pensamiento, que contribuye a encontrar soluciones novedosas a los problemas empleando los recursos que ya tenemos disponibles cuando hacemos frente a ellos. En cambio, con la innovación nos referimos al proceso que nos permite aplicar en distintos ámbitos, principalmente el empresarial, el pensamiento creativo y las ideas generadas a partir de él. Dicho de otro modo: primero viene la creatividad y después, la innovación.
Cada vez evidenciamos con más fuerza la importancia de la creatividad y la innovación dentro de las compañías, ya que ambas contribuyen al potenciamiento comercial, el crecimiento económico, el empoderamiento de las marcas, los productos, bienes y servicios de las compañías y la incursión en nuevos mercados.
Ambos conceptos son cruciales, ya que permiten a los emprendedores desarrollar soluciones únicas y originales que les ayuden a destacar frente a la competencia. Veámoslo así: a diferencia de una empresa establecida, una startup parte de cero en un contexto donde ya existen otras marcas con sus respectivos públicos. El emprendimiento deberá aplicar todo el ingenio posible para atraer y construir su base de clientes generando alto impacto con su propuesta.
Además, los emprendedores creativos e innovadores deben encontrar formas más eficientes de llevar a cabo sus operaciones y procesos, para así ahorrar tiempo y recursos valiosos que les permitirán centrarse en el crecimiento y la expansión del negocio.
Una experiencia muy parecida tuvimos con nuestra startup en sus inicios. En un contexto de contaminación ambiental, creamos y lanzamos una alternativa sustentable al plástico convencional, la resina BioE-8, compuesta de material biobasado, renovable y biodegradable. Por supuesto que no todo fue fácil ni instantáneo. Debimos tocar varias puertas antes de que nuestra red de clientes y proveedores se dieran cuenta de que nuestra idea era capaz de ayudar a resolver las grandes problemáticas del cambio climático. Pero estos mismos atributos hicieron posible que, mediante la aplicación de creatividad e innovación, el mercado comprobara que es posible acceder a opciones más ecológicas. Además, destacar la relevancia de las alianzas con universidad y certificadores, en donde no solamente se sustenta y se avala la propuesta de BioElements, sino que éstas representan una cuna de innovación y tecnología. Sin este tipo de asociación, el desarrollo de innovaciones sería mucho más lento.
Es un hecho que al crear soluciones innovadoras y únicas, los emprendedores pueden construir negocios más sólidos y duraderos que puedan resistir el paso del tiempo y los desafíos económicos. Por eso, creatividad e innovación deben coexistir, ya que cobran mayor eficacia cuando son potenciadas de manera colectiva. No olvidemos que la creatividad sin innovación, representa una idea más que no siempre se concreta. La innovación sin creatividad es emprender un proyecto que no significa gran cambio frente a la competencia, porque no cuenta con el valor agregado que podemos darle generando ideas creativas.
En este mes, donde celebramos el Día Mundial de la Creatividad e Innovación, ojalá nos demos espacio para crear nuevas ideas y trabajar por ellas. Ser creativos es algo que todos podemos cultivar y una buena manera de comenzar es aplicando más inspiración e imaginación cada vez que nos encontramos frente a un problema o algo que nos desafía. Cuestionarnos, investigar, desarrollar y ejecutar son la base de proyectos capaces de transformar el mundo positivamente.