Pamela Muñoz, Jefa de Especialidad Hidráulica en Arcadis Chile
Países de los cinco continentes se dieron cita esta semana en Nueva York para celebrar por primera vez en medio siglo una conferencia mundial sobre el agua. Liderada por Naciones Unidas, la instancia permitió unir esfuerzos en el diseño de una estrategia internacional en la materia, impulsando un poderoso llamado de atención para reaccionar ante lo inminente: el mundo enfrentará en los próximos años la mayor crisis hídrica de su historia.
La evidencia es abrumadora al señalar que miles de millones de personas no tienen acceso hoy a agua potable, en un escenario que no hará más que agudizarse si los esfuerzos globales para responder a la emergencia no dan frutos prontamente. En el caso de Chile, un estudio de la ONU advierte que es el país más perjudicado de América Latina por la crisis del agua, con un elevado porcentaje de sus territorios directamente afectados. En este sentido, el análisis muestra que el 72% de la superficie de nuestro país sufre de sequía en algún grado; 156 de sus 345 de las comunas presentan riesgo de desertificación, amenaza que podría afectar a más de seis millones de habitantes (38% de la población).
Un enfoque basado en la “socio hidrología” podría proveer herramientas útiles para diseñar una estrategia más sólida, basada en políticas públicas y acciones privadas y ciudadanas pertinentes para mitigar los impactos. Esta rama de la ciencia hidrológica promueve una mirada integral sobre la gestión del vital elemento, una premisa coherente ante la realidad que enfrentamos, al abarcar de forma multidisciplinaria la interacción del agua con la sociedad y el ecosistema.
Esta mirada integral no solo considera como un desafío la escasez del agua, sino también fenómenos relacionados –lluvias extremas o aluviones– derivados del cambio climático, que son parte de los riesgos y amenazas del contexto. Para la “socio hidrología”, el agua no puede seguir siendo considerada como un recurso aislado, y su gestión adecuada depende de una profunda comprensión de las interacciones entre el sistema social y el sistema hidrológico.
En Chile, ya se han generado cambios importantes con la última reforma del Código Aguas (2022) donde se prioriza el agua para el consumo humano considerando las necesidades ecosistémicas. Por otro lado, la Dirección General de Aguas ya está trabajando en los 16 Consejos de Cuencas que permitirá tener la interacción de todos los usuarios del agua.
Sin embargo, tenemos que seguir actuando, y hacerlo estratégicamente. Debemos salir de “la caja” y pensar el problema de una forma distinta, dando oportunidad a nuevos enfoques que contribuyan a valorar el problema en su dimensión real. El desafío de la crisis hídrica hoy es mucho más que la escasez del recurso para su consumo humano –acaso el más relevante de todos, evidentemente–, sino también su disponibilidad para el cultivo de alimentos, la generación energética renovable o su papel en el diseño de las ciudades.
La “socio hidrología” podría ser fundamental para encontrar una respuesta más efectiva ante los grandes problemas que enfrentamos como civilización. Hoy, el mundo está fallando en su avance hacia un futuro sustentable, poniendo en riesgo el planeta que dejaremos a las futuras generaciones. Este conocimiento puede contribuir a revertir las dificultades que tenemos para materializar avances importantes en la conjunción entre desarrollo y convivencia armónica con el entorno.