La iniciativa Entel Reutiliza de Kyklos, permitió darle una segunda vida a equipos que ya no estaban siendo utilizados por sus primeros dueños, contribuyendo así, a reducir la brecha digital. En Chile, cada persona produce al año, cerca de 10 kilos de basura tecnológica y gracias a esta iniciativa, se ha evitado que más de 30 toneladas lleguen a rellenos sanitarios.
El reconocimiento que destaca a las empresas que tienen planes sustentables es organizado por Ecológica, cuya versión de este año contó con más de 100 postulaciones.
Darle una nueva vida a los equipos electrónicos como notebooks, tablets, celulares y CPUs para evitar que lleguen a los rellenos sanitarios, es lo que impulsa Kyklos junto a Entel, a través del proyecto Reutiliza, que les permitió ganar la categoría de Impacto Social de los Premios Cero Basura, organizados por Ecológica. La iniciativa permite recolectar y reacondicionar aparatos que son dados de baja por sus usuarios, para luego donarlos a estudiantes que más lo necesitan.
“Este proyecto es una aplicación perfecta de la economía circular, donde productos que podrían ser desechados son recuperados, reacondicionados y entregados a niñas, niños y jóvenes que lo necesitan para sus estudios u otros usos y así, reducir la brecha digital y ayudar a bajar la cuota de residuos electrónicos de casi 9,9 kilos por persona, que se genera anualmente en el país”, dijo Herlen Rojas, Subgerenta de Innovación y Desarrollo de Ecológica, empresa líder en la gestión de residuos industriales de nivel nacional.
El proyecto de Kyklos y Entel que ganó el primer lugar en la categoría Impacto Social, logró recolectar más de 20 mil aparatos, especialmente, fuera de la región Metropolitana. Aparatos que fueron reacondicionados en el Centro de Reciclaje Inclusivo para luego ser donados, impactando positivamente en el proceso educativo de más de 30 mil estudiantes de todo el país en 2022.
Diego Echeñique, Gerente de Desarrollo de Kyklos, explicó que “buscamos recolectar equipos en desuso a lo largo de todo el país para reacondicionarlos y donarlos, a estudiantes y trabajadores que más lo necesiten. Este proyecto, además, apoya el trabajo inclusivo, porque opera con personas con discapacidad cognitiva en toda la separación y segregación de materiales electrónicos. Lo que no se repara, se recicla de forma certificada, para evitar que más residuos terminen en vertederos y contaminen. Desde el 2020 hemos donado más de 2.400 equipos a más de 80 organizaciones y llevando educación ambiental a más de 60 mil estudiantes, en más de 300 colegios en todo Chile”.
Gracias a este proyecto, se aborda la economía circular en tres niveles, alargando la vida útil de los equipos; reparando los aparatos con nuevos componentes o actualizando el sistema operativo y, por último, lo que no se pueda reparar o reutilizar, se recicla. Además, la recolección de los aparatos se hizo en un camión eléctrico que recorrió más de 4.000 kilómetros reduciendo la huella de carbono en más de 600 kilos.
