Rosa Madera es fundadora y CEO de Empatthy organización con propósito social y ambiental. Además es presidenta de la Fundación de Filantropía Estratégica Empatthy. Abogada con más de 20 años de trayectoria en el ecosistema de impacto. Es directora de varias fundaciones y colabora en organizaciones como WINGS, Synergos, Latimpacto, Her Global, Embajada de EEUU en Chile, BMW Foundation entre otras.
¿Cuáles creen que son los desafíos relacionados a los criterios ESG?
En los últimos tres años, el mundo ha experimentado cambios drásticos. Una pandemia global ha sacudido nuestras vidas, mientras que la necesidad de abordar los impactos del cambio climático se ha vuelto más urgente que nunca. Además, ha habido un llamado resonante para abordar las desigualdades raciales y de género sistémicas que existen en nuestros sistemas, políticas e instituciones, que son cada vez más evidentes.”
Nuestras decisiones como consumidoras, inversionistas, filántropas y ciudadanas pueden tener tanto impactos positivos como negativos. Podemos tomar decisiones que estén alineadas con nuestros valores personales y con la misión de nuestra organización. Gracias a los mejores datos, transparencia y herramientas, tenemos una mayor capacidad para articular nuestros valores a través de nuestros activos.
¿ESG es parte de un cambio generacional en el mundo corporativo?
ESG se ha vuelto popular en las últimas dos décadas, incluso BlackRock, el mayor gestor de activos del mundo ha decidido priorizar la consideración de ESG en sus billones de dólares de inversiones. Sin embargo, la decisión de BlackRock ha suscitado bastante controversia, lo que demuestra que hay un debate sólido sobre la definición, medición y uso adecuado de ESG. ESG es parte de un gran cambio en el mundo corporativo, impulsado especialmente por los inversores y consumidores más jóvenes, hacia la inversión de impacto y la responsabilidad social corporativa.
¿Cuáles creen que son las principales barreras?
Es evidente que muchos sectores están preocupados por las mediciones ESG y critican que son defectuosas y fáciles de manipular. Los argumentos anti-ESG se centran en la calidad de las propias mediciones ESG, señalando ejemplos en los que empresas como ExxonMobil tienen una calificación más alta que las de Tesla. Este último ejemplo llevó a Elon Musk a calificar a ESG como una “estafa.
La crítica del “lavado verde” también es una barrera, señalando cómo los sistemas de calificación pueden ser fácilmente engañados por corporaciones inteligentes. Es importante abordar estas críticas y trabajar en la mejora de las mediciones ESG para que sean más precisas y efectivas. De lo contrario, se corre el riesgo de que ESG se convierta en una herramienta de relaciones públicas en lugar de un medio para fomentar la inversión sostenible y responsable.
Para navegar por las aguas difíciles que tenemos por delante, es evidente que necesitamos mejores datos sobre el rendimiento de las inversiones ESG, así como datos más a largo plazo. Para las dotaciones de organizaciones sin fines de lucro, fundaciones familiares y corporativas, estos datos son vitales, ya que los rendimientos más bajos teóricamente significan menos dinero disponible para apoyar proyectos de inversión de impacto.
Durante mucho tiempo, se creyó que invertir en sostenibilidad significaba sacrificar el rendimiento financiero; sin embargo, los criterios ESG realmente han demostrado que esta forma de pensar era incorrecta.