Solución chilena basada en efecto iglú para heladas tuvo una efectividad del 90% en la última temporada

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El sistema implementado por la empresa Dripsa permite proteger los cultivos gracias a un mecanismo físico que replica al de las viviendas de los esquimales.

Planificar oportunamente alternativas para controlar estos fenómenos meteorológicos puede marcar la diferencia, asegura el especialista de la compañía nacional, Max Amenábar.

La empresa nacional especializada en soluciones de riego, Dripsa, ha comenzado en las últimas semanas el trabajo con los primeros productores agrícolas para planificar estrategias de mitigación de heladas con miras a 2023.

El sistema implementado por los expertos chilenos logró en la última temporada más de un 90% de efectividad en el control de estos eventos meteorológicos de alto impacto para la industria.

La anticipación en evaluar alternativas disponibles y analizar los parámetros de la última temporada y las proyecciones de la que se avecina puede marcar la diferencia en la adecuada protección de los cultivos, dijo Max Amenábar, gerente comercial de la firma de ingeniería que suma casi 20 años instalando soluciones de riego de precisión.

“Aunque es un momento donde muchos productores están enfocados en la cosecha, como empresa tenemos algunos clientes que están siendo muy previsores y, debido a que este tipo de eventos podría ocurrir con más dureza y frecuencia en los próximos años, se hace fundamental generar una planificación distinta, enfocada en el mediano y largo plazo”.

En el último año, la probabilidad de heladas se extendió hasta el mes de septiembre en algunas regiones del país, poniendo en riesgo a un sector que representa al 4,3% del Producto Interno Bruto de Chile. Se espera que este tipo de fenómenos atmosféricos extremos sea cada vez más habitual en el contexto del cambio climático en todo el territorio.

Amenábar destacó que haciendo el análisis de temporada pasada se pudo constatar que los sistemas de control basados en la aplicación de agua tienen una mayor efectividad que los sistemas basados en la aplicación de calor y/o aire. “No solo se logró mitigar el efecto dañino de las heladas, sino también preservar a los árboles, evitando cualquier otro tipo de daño”.

Efecto iglú para mitigación

La tecnología desarrollada por Dripsa consiste en la instalación de microaspersores automatizados que protegen a nivel molecular los cultivos agrícolas de heladas. La solución se basa en un fenómeno físico idéntico al que utilizan los iglúes, los refugios donde los esquimales se resguardan de temperaturas de hasta -30 grados Celsius en el Ártico.

La gota que envía el dispositivo hasta la hoja de los árboles permite construir una capa de hielo que funciona como una barrera molecular. Así, evita que el frío penetre hasta la célula y cause su necrosis o muerte celular. Actualmente, el mecanismo de control de heladas funciona en las regiones de Valparaíso, de O’Higgins, el Maule, Biobío y la Araucanía.

“Es una solución diseñada para mitigar los efectos de las heladas sobre los cultivos. Cuando el evento ocurre, esa barrera hídrica se congela y al pasar de estado líquido a sólido libera energía que queda al interior de la planta. Es similar a lo que sucede en un iglú: la energía se produce al interior del refugio y ese calor permanece allí, evitando que traspase los muros de nieve”. Amenábar precisa que el sistema se califica de mitigación, porque lo que hace no es controlar la helada, sino minimizar su impacto sobre la planta.

De viñedos a paltas

Uno de los años con las heladas más devastadoras para la agricultura chilena ocurrió en 2013, cuando dos frentes polares se extendieron por 48 horas en la zona central. El fenómeno ocasionó cuantiosas pérdidas económicas y materiales: US $411 millones y un 20% de la producción nacional se vio afectada.

Se calcula que el perjuicio financiero promedió los $953 mil por cada hectárea en el cultivo de duraznos. Las heladas constituyen eventos críticos para las plantaciones, cuya causa radica en un brusco descenso de la temperatura del aire superficial por debajo de los 0°C. Se trata de fenómenos críticos que son cada vez más habituales en el contexto de la megasequía y el cambio climático.

Se presentan habitualmente de madrugada y, dependiendo de parámetros como la intensidad del viento, puede formar hielo o escarcha. Actualmente, el mecanismo implementado por Dripsa se aplica para proteger a paltos, arándanos, cerezos, cítricos y viñedos. Según Max Amenábar, su desempeño en los últimos años ha demostrado ser altamente eficiente, por lo cual “Creemos que es un buen momento para hacer una evaluación inicial y comenzar a evaluar parámetros para la instalación de este sistema, debido a que las heladas son un fenómeno cada vez más riesgoso para la industria. Hoy, las empresas agrícolas, sin importar su tamaño, funcionan de forma más estratégica y sabemos que tener una visión más de largo plazo en este aspecto puede ser fundamental para su desarrollo”.

ECOLÓGICA

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