El proyecto Community-Driven Development (CDD), instalado en Gambia, África, conllevó al aumento de un 9,2% en la pérdida de bosques en las aldeas participantes y adyacentes. En el caso de Chile, esto podría ocurrir si es que los programas de productividad agrícola en zonas rurales no incorporan el cuidado del medio ambiente como elemento relevante.
El bienestar que buscan los proyectos de desarrollo rural se basa en necesidades como educación, salud, insumos e infraestructura, para mejorar las condiciones de vida de las comunidades. Sin embargo, un estudio realizado por un grupo de académicos, entre ellos el investigador del Instituto Milenio MIPP, Dany Jaimovich, ha demostrado que este tipo de proyectos podría afectar negativamente al medioambiente. Y la deforestación ha sido una de las consecuencias.
El estudio llamado “Environmental effects of development programs: Experimental evidence from West African dryland forest” desarrollado desde 2008 en Gambia, África Occidental, sacó a la luz el impacto que han tenido ciertos programas de desarrollo rural en las aldeas que debían ser beneficiadas. Uno de estos programas, fue el realizado por el Banco Mundial (BM), llamado Community-Driven Development (CDD), el que buscaba favorecer a las aldeas, otorgando apoyo financiero a necesidades identificadas por la propia comunidad.
Pero los efectos secundarios no tardaron en llegar al país. Tanto las aldeas participantes como las vecinas fueron afectadas por la deforestación que poco a poco se comenzó a notar en el terreno. El proyecto del BM tuvo un impacto inesperado: hubo un incremento de 9,2% en la pérdida de bosques dentro de 1 km de las aldeas participantes. Finalmente, el CDD fue responsable -involuntariamente- de más de una cuarta parte de la pérdida forestal en estas aldeas después de 2011.
Las razones se asocian a “la expansión de la ganadería y mayor consumo de recursos del bosque para construcción de casas, leña para cocinar, entre otros”, dice Jaimovich. El académico asegura que este estudio es “un llamado de alerta”. Años atrás se pensaba que este tipo de acciones no serían perjudiciales para el medio ambiente. Sin embargo, muchas han causado el efecto contrario.
¿Qué ocurre en Chile?
En el caso de Chile, existen numerosos programas de desarrollo rural administrados por el Instituto de Desarrollo Agropecuario (Indap) y que son parte fundamental de las políticas ejecutadas por el Ministerio de Agricultura.
El paper -publicado en la revista Journal of Development Economics, la más importante en el campo del Desarrollo Económico- da cuenta que los programas de desarrollo rural deben tener incorporados la protección del medioambiente como una parte integral de su diseño. Lo que aplica no sólo al contexto del estudio, sino que en forma general.
Por ejemplo, “si los programas de productividad agrícola en zonas rurales de Chile no incorporan prohibiciones a intervenir los bosques nativos, utilizar pesticidas peligrosos y otros elementos de conservación, es muy probable que terminen teniendo consecuencias medioambientales negativas”, establece Jaimovich.
“Esto aplica a todo tipo de programa de desarrollo rural, tanto en productores agrícolas, comunidades indígenas, proyectos turísticos y otros”, concluye el académico.