Conversamos con José Etchegoyen, especialista en Finanzas Sostenibles de Genero de International Finance Corporation (IFC) sobre cómo proporcionar a las mujeres un mayor acceso a los servicios financieros para impulsa el desarrollo económico de la región.
¿Hay una significativa necesidad de financiamiento para pymes en Latinoamérica?
El sector de emprendimiento es uno de los menos atendidos en términos de acceso a financiamiento. La brecha global de financiamiento para este sector es de 1.5 trillones de dólares, con la mayor parte en países como China e India. Sin embargo, en Latinoamérica, la brecha de financiamiento es de aproximadamente 100 billones de dólares. Esta brecha se debe a una menor participación de las mujeres en el liderazgo empresarial y un acceso limitado al financiamiento. Brasil y México son los países con mayores brechas, pero también hay oportunidades en países como Chile.
Desde 2012, IFC impulsa a las entidades financieras a ofrecer productos que se ajusten a las necesidades de las mujeres emprendedoras. En Chile, IFC ha realizado inversiones con bancos como Banco Internacional, Banco Itaú Chile y Banco Santander. Además, también ha realizado proyectos en Ecuador, Brasil y El Salvador para apoyar a las mujeres emprendedoras.
¿Cuáles son las principales barreras a las que se enfrentan en términos crediticio?
En Latinoamérica, las mujeres tienen menos acceso a las propiedades y, por lo tanto, cuando solicitan un crédito, no pueden presentar garantías reales. Por eso, estamos trabajando en proyectos para crear un registros de garantías móviles, para que se puedan utilizar otros bienes para garantizar préstamos. Además, los negocios de las mujeres suelen ser más pequeños y menos rentables con un alto grado de informalidad, lo que dificulta la aprobación de un crédito.
A menudo, el negocio es una actividad secundaria para la mujer, lo que significa que es la primera en descontinuarse en momentos críticos. Durante la pandemia, por ejemplo, muchos negocios liderados por mujeres se vieron afectados porque tuvieron que dedicarse a cuidar a sus hijos en casa.
En resumen, las barreras que enfrentan las mujeres para acceder al crédito comercial son la falta de garantías, informalidad, baja rentabilidad, discontinuidad del negocio y falta de acceso a la educación financiera.
¿Por qué crees que es importante cerrar esta brecha? ¿Cómo puede ser un impulso para el desarrollo de la región?
En definitiva, en Latinoamérica, las micro y pequeñas empresas son cruciales para el desarrollo económico y social de la región, ya que representan entre el 80% y el 95% de las empresas y son las principales generadoras de empleo y innovación. Sin embargo, muchas de ellas fracasan en los primeros dos años debido a la falta de condiciones favorables para su creación y financiamiento. Por eso, es importante que los países de la región creen un ecosistema favorable para apoyar a las pequeñas empresas y ayudarlas a sobrevivir y crecer. De esta manera, se genera un impacto significativo en el empleo, economía y dignidad de la población, especialmente en zonas rurales y remotas, donde muchas veces son las pequeñas empresas las que satisfacen las necesidades locales.
¿Las mujeres trabajan o emprenden en áreas que tienen mayor impacto social?
Sí, es cierto que hay una creciente conciencia sobre la importancia de las finanzas de género y las finanzas climáticas. La mujer, en general, es más consciente del impacto que sus acciones tienen en el medio ambiente, y por lo tanto, tiende a ser más cuidadosa con temas como el uso del agua, el reciclaje y la gestión de residuos. Además, muchas mujeres emprendedoras tienden a enfocarse en sectores con impacto social como la educación y salud, lo que a su vez tiene un impacto positivo en la sociedad.
Estudios realizados por el Fondo Monetario Internacional y otros “Think Tanks” demuestran que las empresas lideradas por mujeres tienen una huella de carbono y una menor producción de emisiones en comparación con las empresas lideradas por hombres. Esto se debe a que las mujeres tienden a tener una visión más holística de sus acciones y su impacto no solo en ellas, sino también en su familia y generaciones futuras. En general, los programas de financiamiento enfocados en la mujer emprendedora tienen múltiples impactos positivos, tanto en el medio ambiente como en la sociedad en general.
¿Qué tiene que hacer el sector de la banca para poder cumplir con esos desafíos? ¿cómo adaptar productos bancarios para satisfacer las necesidades de la mujer?
La IFC tiene tres enfoques principales en su acción. El primero es el enfoque de inversión directa, donde tienen programas de inversión directa con diferentes instituciones financieras en Latinoamérica. El segundo enfoque es la asesoría técnica, donde identifican las necesidades del mercado de Pymes y mujeres en Latinoamérica y trabajan con metodologías de investigación de mercado para hacer diagnósticos y entrevistar a las clientes y no clientes del banco para conocer su satisfacción y dolores.
Una de las necesidades más importantes identificadas es la gestión eficiente del tiempo, lo que incluye una banca electrónica y puntos de pago con horarios extendidos.
El segundo tema importante es la idea de una sola interacción en la que se puedan realizar diferentes actividades, como pagar el préstamo, retirar efectivo y contratar un seguro.
El tercer enfoque es el diseño de productos que puedan satisfacer las necesidades múltiples de las mujeres, como un producto de crédito que también incluya ahorro y seguro. En este sentido, trabajan en la maquetación de productos que cumplan con estas características, por ejemplo, una póliza de seguro de auto que incluya un servicio de asistencia mecánico inmediato.