Alejandra Fuenzalida, directora ejecutiva United Way Chile.
Hace unos días, exactamente el 24 de enero, se conmemoró el Día Internacional de la Educación, fecha establecida por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), que busca celebrar el papel que la educación desempeña en la paz y el desarrollo.
Si bien es una fecha relativamente nueva, pues este año es su quinta versión, el lema para 2023 llama la atención: “Invertir en las personas, priorizar la educación”, algo con lo cual nos sentimos en absoluta sintonía. Creemos que el principal obstáculo son los recursos, en el más amplio de los sentidos. Si lográramos ponernos de acuerdo en los objetivos prioritarios y asumiéramos la necesidad de destinar capitales para alcanzar ese fin, ésta sería sin duda la mejor inversión para nuestra sociedad.
Esto nos lleva a pensar en otro factor desafiante: ¿cómo minimizamos la brecha existente en la calidad de la educación? Las alianzas son clave entre los distintos sectores y la concientización del tema, para que entre todos nos hagamos parte y cargo de la problemática, entendiendo que cada uno desde su expertise puede aportar en cómo hacerlo y lograr disminuir esta marcada brecha. En ese sentido, es necesario que las políticas públicas se alineen, considerando los aportes que podrían entregar las empresas privadas, y que la destinación de mayores recursos sea equitativa, algo lento de lograr y un sueño que no debemos abandonar.
Un ejemplo de una acción mancomunada exitosa que quisiéramos compartir y que tuvimos la gran labor de gestionar, fue un proyecto con una de nuestras empresas cuyo objetivo es generar habilidades STEAM (acrónimo de las siglas en inglés Ciencia, Tecnología, Ingeniería, Artes y Matemáticas), cuyo método impulsa el aprendizaje a través de la experimentación y práctica en 110 jóvenes del colegio Cardenal José María Caro de La Pintana, intervención en la cual también incluimos el fortalecimiento de sus docentes y del centro educativo en general.
Sin duda la innovación y habilidades del siglo XXI, son hoy una gran alternativa de motivación para los jóvenes y la educación no tradicional, que influye en movilizar el interés, sobre todo post pandemia. Es por eso que al ver en primera persona los increíbles resultados que se logran con intervenciones como la mencionada en el párrafo anterior, es que seguimos insistiendo en la articulación de alianzas, y entendiendo que todos tenemos un rol clave, puede acercarnos de manera más sistemática al objetivo de “Invertir en las personas, priorizar la educación”.