El año que estamos comenzando no se avizora de manera optimista por diversos líderes, expertos, representantes gubernamentales y empresarios. Bajo el lema “Cooperación en un mundo fragmentado”, el Foro Económico Mundial en Davos celebró su reunión anual, buscando abordar los principales riesgos sistémicos para “evitar una década de incertidumbre y fragilidad”, y que entre los primeros lugares destacan: la crisis del costo de vida, desastres naturales y fenómenos meteorológicos extremos, confrontación geoeconómica, falta de mitigación del cambio climático y erosión de la cohesión social y polarización social, señaló Evelyn Stevens, senior manager de Sostenibilidad y Cambio Climático de PwC Chile.
¿Cuáles son desafíos para el mundo empresarial 2023?
Ante este escenario, no hay duda de que los factores ASG (ambientales, sociales y de gobernanza) hoy son un intento por hacer que nuestro modelo de desarrollo funcione mucho mejor y contribuya significativamente a mitigar los principales riesgos globales en el corto plazo señalado en el Reporte de Riesgos Globales 2023 de WEF. Estamos más que nunca desafiados a cambiar nuestra forma de actuar, hoy las empresas, juntos a los gobiernos, juegan un papel de liderazgo en las transformaciones de todos los sistemas que conocemos y a la escala y velocidad que requieren las necesidades de la sociedad y es en el cumplimiento de este rol, que los factores ASG se han convertido en una herramienta útil para entender los negocios, su gestión y de esta manera redireccionar el desempeño.
En virtud que la mayor crisis es climática y que las emisiones de carbono han aumentado a medida que la economía mundial pospandémica se reactiva, para las empresas es prioritario enfocarse en tomar medidas sobre los riesgos ambientales y en particular sobre las emisiones (la letra A de ASG).
Reducir a la mitad los GEI para de esta manera perseguir la ambición (cada vez más lejana) de mantener el calentamiento global en 1.5°C, al 2030, mayoritariamente por medio de la descarbonización de la energía, incrementar la eficiencia energética y electrificar todos los consumos, es sin duda un imperativo a estas alturas ético, de supervivencia y tiene la máxima importancia.
Sin embargo, no debemos descuidar los otros dos factores porque están indudablemente relacionados y son claves en la sostenibilidad a largo plazo de una compañía. Un compromiso con las comunidades, una correcta política de pago a proveedores y contratistas y apoyo en el cálculo de su huella de carbono, aumentar la inclusión y diversidad del capital humano, resolver brechas de equidad y aumento de la participación laboral de la mujer en la empresa permitiendo su autonomía económica (que dicho sea de paso son agentes de cambio en la acción climática), por nombrar algunos son ejemplos de una gestión adecuada del factor social.
Y por último, las más profundas y mayores transformaciones nacen de los Directorios, por tanto un Gobierno Corporativo que reconoce que los negocios solo pueden lograr la transformación si se ven a sí mismos como parte de un todo más amplio y convencido que la mejor práctica es la inversión a largo plazo, entenderá que la sostenibilidad es el mainstream de los negocios, donde es prioritario reducir emisiones; la sostenibilidad es una combinación de una correcta gestión de los impactos de las tres variables (ASG) y la inversión a largo plazo con criterios sostenibles mejora la economía y crea valor real en la sociedad.
 hoy son un intento por hacer que nuestro modelo de desarrollo funcione mucho mejor y contribuya significativamente a mitigar los principales riesgos globales en el corto plazo señalado en el Reporte de Riesgos Globales 2023 de WEF.){kind=link}