Desde y para el territorio regional emerge el Distrito de Innovación Región del Biobío, un área compacta diseñada para facilitar el desarrollo de innovación y emprendimiento, favoreciendo así las conexiones entre los distintos agentes del ecosistema: empresas, startups, incubadoras, aceleradoras, servicios de I+D, universidades, entidades públicas, fondos de inversión, entre otros.
La iniciativa liderada por Pablo Catalán, decano de la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Concepción, es financiada por el Gobierno Regional del Biobío a través del Fondo de Innovación para la Competitividad (FIC-R).
El Distrito de Innovación de la Región del Biobío apunta a implementar nuevas tecnologías para enfrentar los desafíos regionales y globales desde una mirada inclusiva y de equidad. Enmarcado en fomentar e impulsar el crecimiento industrial, cultural, social y económico de la Región, el Distrito de Innovación se articula en base a tres pilares: Investigación y desarrollo, Innovación y emprendimiento y Formación y docencia tecnológica.
En este escenario, el Centro para la Industria 4.0 (C4i) desempeña un rol clave dado a su alta relevancia en I+D y a las tecnologías habilitantes que desde allí se articulan. “El C4i ha sido un actor esencial en el ecosistema regional y nacional en temáticas de manufactura avanzada, sistema ciberfísicos, sensorización y, además, en el apoyo y la vinculación industrial para atender necesidades de industrias tractoras nacionales como lo son la minería, la acuicultura, el rubro agrícola, entre otros”, destacó Benjamín Germany, gerente del Centro para la Industria 4.0.
A su vez, “Las capacidades habilitantes que están en el C4i permiten transformar la investigación en elementos productivos que van a impactar tanto a industrias que ya están establecidas como a la creación de nuevas empresas de base científico-tecnológica que transformen el conocimiento en beneficios económicos para la Región”, complementó Pablo Aqueveque, director del C4i.
Este Centro tecnológico convierte las investigaciones ejecutadas en formas de producción y fabricación de impacto territorial que hoy impulsan el proyecto del Distrito de Innovación. “Es importante la capacidad instalada que se tiene, tanto de maquinaria especializada como de profesionales altamente capacitados para tomar estas ideas y transformarlas en sistemas que sean implementables, eso es lo que nosotros conocemos como capacidades habilitantes”, agregó Aqueveque.
Una apuesta colaborativa
La sucesión de conceptos que surgen para fomentar la competitividad regional avanzó desde los Cluster hacia los Parques Científicos-Tecnológicos para finalmente dar lugar a los Distritos de Innovación, los cuales se centran en la generación de espacios en donde puedan convivir e interactuar distintos actores relacionados con la innovación y el emprendimiento.
“Estos actores son: estudiantes, docentes en el área de ingeniería y tecnología, emprendedores de base científico-tecnológica, empresas de base corporativa y pymes que necesitan mejorar su competitividad y hacer frente a nuevos desafíos a través del desarrollo de innovaciones de base tecnológica. También incluye otros agentes del ecosistema que son facilitadores de estos procesos de innovación y emprendimiento como los fondos de inversión, inversionistas ángeles, agencias de gobierno que apoyan el desarrollo de I+D o de proyectos de innovación, además de universidades que buscan generar soluciones a las distintas problemáticas que tiene un territorio”, precisó Claudia Silva, coordinadora del proyecto Distrito de Innovación Región del Biobío.
Sobre la importancia de estos espacios, Silva apeló a su impacto territorial, social y económico. “Emigrar hacia una economía basada en el conocimiento mejora el estándar de vida en general, por ejemplo, mediante la generación de empleos de calidad, así como la atracción y retención de talentos en la Región, ya que, lamentablemente, en la actualidad, muchos profesionales salen a buscar oportunidades a otros lugares”.
En la actualidad, esta iniciativa traza los lineamientos para su futuro emplazamiento en el Gran Concepción, en donde, mediante un diseño participativo y colaborativo, pretende construir un entorno virtuoso para el desarrollo de la innovación y el emprendimiento regional.