Magdalena Márquez, Jefa Especialidad Estudios Sociales y Estándares Internacionales, Arcadis Chile
El actual escenario de crisis climática y pérdida de la biodiversidad, que afecta no solo a Chile, sino también a gran parte del mundo, exige que la sociedad en su conjunto adopte medidas para impulsar un desarrollo económico sostenible, lo que involucra, entre otros aspectos, una transición energética justa con irrestricto respeto de los derechos humanos.
Uno de los ejes centrales de esta tendencia es el uso de fuentes energéticas renovables no contaminantes, entre las que destaca el Hidrógeno Verde (H2V), que está siendo impulsado como una fuente de energía que se espera nuestro país genere tanto para consumo interno como para exportación en los próximos años. La trascendencia del H2V quedó de manifiesto en la COP 27, recientemente realizada en Egipto, durante la cual Chile firmó dos convenios, uno con el Banco Mundial, denominado “Proyecto de Facilidad de Hidrógeno Verde para apoyar un Desarrollo Económico Verde, Resiliente e Inclusivo”; y otro con el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), para el financiamiento de Proyectos de Inversión para la Productividad y el Desarrollo Sostenible en Chile. Dichas entidades anunciaron la puesta en marcha de líneas de financiamiento de hasta USD750 millones para proyectos de H2V, los que serán gestionados por Corfo a través de créditos con la banca local.
Ambos convenios implican el cumplimiento de estándares internacionales de sostenibilidad, que incluyen como uno de sus ejes el respeto por los derechos humanos de las comunidades anfitrionas, así como de los y las trabajadoras, tanto directos como de toda la cadena de valor. En efecto, tal como lo mencionó el presidente del BID, Mauricio Claver-Carone, “estos estándares elevan el respeto por los derechos humanos al corazón de la gestión de riesgos ambientales y sociales y ofrecen a los clientes disposiciones de vanguardia para gestionar los temas ambientales y sociales. Estamos dejando de lado el enfoque en ‘no hacer daño’ y pasando a un enfoque en el que garantizamos una visión reflexiva y consciente de nuestro trabajo, la cual está totalmente alineada con nuestra misión de mejorar vidas”.
En este contexto, el Marco de Política Ambiental y Social (MPAS) del BID, posiciona el respeto a los derechos humanos en el centro de la gestión de riesgos ambientales y sociales e incluye, además, un estándar específico sobre igualdad de género y otro sobre trabajo y condiciones laborales, que están alineado con los principales convenios internacionales en estas materias. Por su parte, las Normas de Desempeño de la Corporación Financiera del Banco Mundial, abordan de modo específico las temáticas de trabajo y condiciones laborales, pueblos indígenas, reasentamiento, participación de las partes interesadas, entre otros aspectos que buscan gestionar los riesgos en derechos humanos de los proyectos que financian.
De esta forma, es importante enfatizar que los proyectos de H2V que soliciten financiamiento a través de los fondos dispuestos por el BID y el Banco Mundial, deberán asegurar el respeto de los derechos humanos en todo el ciclo del proyecto, por tanto, deberán contar con políticas, evaluación de impactos y riesgos de afectación, medidas, monitoreo, seguimiento y un sistema de gestión para asegurar el resguardo de los derechos humanos.
Para Arcadis esta es la senda correcta que se debe seguir. En efecto, este enfoque está en total consonancia con el tipo de asesorías que realiza la multinacional con sus clientes para que den cumplimiento a los Principios Rectores de Derechos Humanos y Empresas, a los Principios de Ecuador y las Normas ICF. Del mismo modo, es consistente con la ejecución del proceso de Debida Diligencia en Derechos Humanos que viene desarrollando internamente en Chile la compañía desde el año 2019.
Por lo tanto, desde la perspectiva y experiencia de Arcadis, el anuncio de esta línea de financiamiento y el foco en derechos humanos en el desarrollo de los proyectos de H2V, contribuirá significativamente a avanzar en los desafíos de descarbonización y enfrentar los efectos del cambio climático con justicia, constituyéndose así en una tremenda oportunidad para que Chile materialice un modelo de sostenibilidad y pase a ser un ejemplo a nivel global. Lo anterior, demandará esfuerzos multisectoriales para emprender un camino de desarrollo verdaderamente sostenible, con foco en las personas, las comunidades y el medioambiente.