Especialistas entregan sus recomendaciones para protegerse de los efectos de los siniestros que afectan a distintas regiones del país.
Son varios los efectos y los riesgos asociados a los incendios forestales. Las emisiones de monóxido de carbono en la atmósfera tienen un impacto directo en la salud respiratoria de personas y animales, además del efecto en los terrenos con la pérdida de vegetación y el riesgo de erosión.
El humo de los siniestros y el desplazamiento de distintas partículas por el aire no sólo afecta las vías respiratorias sino también los ojos y puede ser una complicación adicional para personas que padecen enfermedades cardiacas o asma.
Eduardo Salas, académico de la Facultad de Medicina y Ciencia de la Universidad San Sebastián indica que el material particulado presente en los incendios forestales puede exacerbar infecciones respiratorias. Por este motivo es necesario proteger las vías respiratorias y evitar los cambios bruscos de temperatura.
“Ocurre que en esta época del año hay mucho calor y las personas ingresan a lugares donde hay aire acondicionado pudiendo enfermarse Por eso no hay que dejar que el sudor se seque con los aires acondicionados porque eso puede producir un cambio muy brusco de temperatura, lo que sumado a que el pulmón está lleno de material particulado, incrementa el riesgo de sufrir una infección más severa a los bronquios y los pulmones en general”, explica el docente USS.
También plantea que es importante mantenerse y lavarse las manos y el rostro de manera frecuente para evitar contagios Si nos mantenemos en lugares cerrados producto del humo en el ambiente.
Permanezca en casa
En la misma línea, María Paz del Rio, académica de la carrera de Enfermería de la Universidad San Sebastián sostiene que, para protegerse del humo en casa, lo primero es cerrar las ventanas o ventanales “para evitar que entren los agentes contaminantes del incendio y en la medida de lo posible (considerando la ola de calor) hay que tratar de mantenerlas así y utilizar ventiladores o aires acondicionados portátiles en el hogar y con los filtros limpios”.
Ahora si es imprescindible tener que salir, la enfermera enfatiza que se pueden utilizar mascarillas. Sin embargo, el humo lo que genera es resequedad y picazón en los ojos, “por lo que es necesario mantenerse bien hidratado. Si es posible llevar un pañuelo u otro elemento húmedo para limpiar el rostro, la nariz y la boca. El humo además genera náuseas y cefaleas por lo que hay que reducir en lo posible la exposición a él. También se debe evitar fumar en espacios cerrados para no aumentar la contaminación intradomiciliaria”.
Resulta fundamental que personas con patologías crónicas como insuficiencia cardiaca, enfermedad pulmonar obstructiva, enfisema o asma no se expongan al humo de estos siniestros. Lo mismo en el caso de personas mayores, niños y mujeres embarazadas que deben permanecer en sus hogares.