Fiorella Montoya, Gerente de Sostenibilidad y Asuntos Corporativos Casaideas
Las preferencias de los consumidores han evolucionado y las empresas hemos innovado para adaptarnos a estas exigencias, y transitar hacia el concepto de “marcas ciudadanas”. Y el punto central y revolucionario de esta nueva relación, sin duda, es la sostenibilidad. Productos más duraderos y amigables con el medioambiente son hoy una de las prioridades a la hora de comprar. Se trata de una tendencia creciente en nuestro país, corroborada también por el estudio “Who Cares? Who Does?” 2022 de la división Kantar Worldpanel, el cual segmenta a los compradores en tres tipos: eco actives, eco considerers y eco dismissers.
Los eco actives son compradores preocupados por el medioambiente, tienen una responsabilidad por ser más sostenibles y sacan provecho de sus acciones para reducir residuos. Este grupo ha tenido un crecimiento importante en todo el mundo, y en Latinoamérica representan un 14% en promedio, donde Chile se destaca con un 31% de consumidores eco actives. Resulta fundamental considerarlos al momento de pensar en un modelo de negocio. Las marcas nuevas y la innovación ecológica son llamativas para ellos, por lo que integrar sus intereses a la forma de hacer negocios es un gran plus.
Por su parte, los eco considerers, que alcanzan un 35% de los consumidores chilenos versus el 33% promedio en la región, también se preocupan por el medioambiente y los residuos, de manera muy similar a los eco actives. Sin embargo, no realizan muchas acciones para generar cambios. A pesar de esto, siguen siendo targets importantes a los que debemos apuntar ya que, si el producto es sostenible será preferido por sobre otro que no lo es, mientras el precio se asimile y sea conveniente.
En tanto, aún debemos hacer esfuerzos por permear con la conciencia medioambiental en el grupo de los eco dismissers, aquellos que poseen nulo o poco interés por el medioambiente. En Chile representan el 35% de los consumidores, porcentaje bastante inferior al 53% a nivel latinoamericano.
¿Cómo fue el proceso de producción?, ¿cuánta agua se usó?, ¿cómo se gestionaron los recursos forestales? Este tipo de cuestionamientos y la preocupación por las certificaciones y la reciclabilidad de los materiales, ya sean del producto mismo o de su envase, se ha vuelto cada vez más común entre las personas. Este es un tema que genera curiosidad y que incide en la toma de decisiones de compra en los grupos que ven la sostenibilidad como una meta.
El problema es cuando las compañías solo se preocupan por las ganancias, de manera que sus afirmaciones ecológicas son sólo una herramienta de Marketing, lo que aleja a los compradores de la marca.
Las nuevas necesidades e inquietudes de la sociedad como un todo, lleva a las organizaciones a cambiar sus modelos y procesos para no quedarse atrás. Las personas están dispuestas a hacer una diferencia e invertir tiempo y dinero para apoyar a las marcas preocupadas por el cambio. El compromiso con el planeta es un valor agregado que está siendo reconocido y valorado, y podría convertirse en un círculo virtuoso: más eco actives generan más empresas sostenibles, y más empresas sostenibles lograrán el nacimiento de más eco actives.
