Partiendo de la idea de que todo es parte del ecosistema, y luego de un arduo trabajo de investigación, surge Materiactiva, un emprendimiento que busca nutrir la tierra a través de materiales compostables y asesorar en el proceso de transición hacia la sustentabilidad.
Según registros del Banco Mundial, en Chile se producen anualmente 20 millones de toneladas de residuos sólidos; 55% industrial y 42% municipal y domiciliarios. Eso lo convierte en el mayor generador de residuos año per cápita en Sudamérica, y el segundo a nivel Latinoamericano, superado por México.
En este escenario, a fines de 2019, buscando entender los materiales que generan impacto en el ecosistema y cómo reemplazarlos por productos que no dañen el medio ambiente, Paula Commentz y su socio de ese entonces hicieron una investigación que los llevó al laboratorio Labva en Valdivia. Ahí, comenta Paula, Fundadora y Administradora de Arte y Comunicaciones Zen de Materiactiva, “investigamos todos los biomateriales y encontramos que estaban en el mercado hace diez años en el planeta. También supimos que ya había habido biopolímeros a modo industrial y que eso ya se podía implementar”.
Democratización de envases compostables
Materiactiva tiene como objetivo la democratización de los productos compostables, que, aseguran, “surge como una propuesta esperanzadora al actual modelo de consumo. Nos habla del respeto de extraer recursos de la tierra, los cuales una vez utilizados, vuelven a ella sin alterar los ecosistemas”.
En palabras de Diego Hamilton, co-fundador y encargado de Administración y Finanzas, “en Materiactiva nos dedicamos a sustituir el plástico por alguna alternativa de biopolímeros, que son compostables y, por ende, aportan nutrientes a la tierra en su proceso de correcta degradación”.
Esto es porque para la elaboración de sus envases utilizan biopolímeros, que son polímeros que se encuentran en la naturaleza y se extraen de fuentes renovables, como las plantas, eso los hace 100% compostables y biodegradables.
Educar a potenciales clientes
Diego indica que hay desinformación en cuanto al tema de envases sustentables. “Hay mucha competencia que mezcla polímeros. Entonces, pone un 30% de biopolímeros y un 70% de polietilenos de baja densidad, mezclan polímeros. Por lo tanto llegan a precios mucho más competitivos y se hacen llamar compostables, y mueven volúmenes absurdos, muy altos de plástico, mes a mes”.
Como solución a esta problemática, Paula explica que “nos juntamos a reuniones y les preguntamos (a los potenciales clientes) qué necesitan (…). Somos transparentes, me ha tocado decir a varias personas, tu producto es quizás mejor, o quizás no necesitas una bolsa. Creo que eso es importante para el consumidor. No es vender por vender, sino que nuestro objetivo final es disminuir el plástico”.
Para ejemplificar esto, Thomas Graell, co-fundador y encargado de Sustentabilidad y Operaciones, asegura que una empresa importante, extranjera, “nos hicieron hacer una investigación que fue bien emblemática, tanto para nosotros como para el rubro, la cual no hemos publicado y creo que es buen momento (…) llegamos a una planilla que arrojó que los biopolímeros son alrededor de 1/10 de la huella de carbono que puede llegar a generar cualquier otro material, como el cartón y el plástico”.
Finalmente, de la gran empresa no aceptaron su propuesta por el momento, sin embargo esta investigación tuvo muchos beneficios para ellos, “tanto en lo profesional laboral como en lo personal. El profesional laboral es un argumento mucho más sólido para acercarse a clientes que están familiarizados con el rubro, que son pocos. Eso nos ha generado tracción y seguridad y, por el otro, es básicamente lo mismo, poder sentir una seguridad profunda de algo que antes estaba igual con un pequeño porcentaje de incertidumbre”, reflexiona Thomas.