En su primer año de implementación, el Acuerdo de Producción Limpia (APL) “Transición hacia la Economía Circular”, no sólo involucró a los encargados de las áreas de sustentabilidad de las empresas que forman parte de este convenio público-privado, sino también a líderes de otras áreas, para que la temática comprometiera a toda la organización. Así, 106 gerentes y 215 colaboradores participaron de los cursos de capacitación en esta temática.
La circularidad se transformó en el mejor modelo para alcanzar un crecimiento económico sostenible ya que, aparte de minimizar el impacto ambiental de productos, procesos y servicios, también genera diversos beneficios para las empresas: mejora la seguridad en el suministro de materias primas, asegura un desarrollo en armonía con los sistemas naturales, estimula la competitividad, la innovación y responde a las nuevas necesidades de clientes e inversionistas.
Las 25 empresas –y sus 51 instalaciones– que forman parte del Acuerdo de Producción Limpia (APL) “Transición hacia la Economía Circular”, impulsado por Acción Empresas junto a la Agencia de Sustentabilidad y Cambio Climático (ASCC), con la colaboración de CORFO y los Ministerios del Medio Ambiente y de Salud, se encuentran finalizando el primer año de trabajo de este convenio público-privado, que busca generar instancias de aprendizaje para acelerar la circularidad en Chile.
Entre las compañías socias de Acción que asumieron este desafío, que tiene una duración de dos años, están: Aceros AZA, AES Andes, Agrosuper, Aguas Antofagasta, Banco Santander, Cervecería AB InBev Chile, Chilexpress, CMPC, Colbun, Cristalerías de Chile, Empresas Melón, Gasco, Grupo Komatsu Cummins, Grupo Polpaico, Masisa, Metro, SMU, SQM y Terminal Pacífico Sur Valparaíso SA (TPS), además de Compañías CIC, Essbio, Fundición Talleres Ltda., Rosen, Virutex Ilko/Mamut y Volta.
El programa posee metas concretas y compromisos específicos que no sólo involucran a los encargados de las áreas de sustentabilidad, sino también a otros líderes, con la finalidad de que la economía circular comprometa a todas las organizaciones, sea entendida por la mayor cantidad de personas y forme parte de la cultura interna. Por esta razón, durante el 2022 se realizaron 16 cursos de economía circular, en los que se capacitaron 321 colaboradores, dos profesionales de CORFO y uno del Ministerio del Medio Ambiente.
Uno de los talleres, enfocado en quienes implementan directamente el APL en sus organizaciones, llamado “Gestionando la transición hacia la Economía Circular”, llegó a 215 personas. Los módulos contemplaron la comprensión de los principales problemas mundiales asociados a la economía lineal y el conocimiento de indicadores, estrategias y oportunidades de un sistema productivo circular. Para incluir la mirada de la circularidad en la toma de decisiones, en tanto, el taller en el que participaron 106 gerentes, denominado “Avanzando hacia una Economía Circular”, proporcionó los conceptos y principios de la economía circular, facilitó la revisión de herramientas y métricas de la circularidad y los esquemas actuales que se han desarrollado.
Hoy es esencial incorporar la cadena de suministro a la circularidad y, para eso, se requiere obtener datos que entreguen información sobre qué tan lineales o circulares son los insumos utilizados. “Aprender a medir el desempeño en materia de circularidad es una inversión a largo plazo y ayuda a identificar riesgos, oportunidades y a orientar los negocios hacia prácticas comerciales resistentes y preparadas para el futuro. Identificar la trazabilidad de los proveedores entrega información valiosa sobre el tipo de materias primas que se usan, del lugar desde donde provienen y su circularidad, ya que los insumos no siempre son adquiridos a distribuidores locales, sino que la mayoría de las veces proceden de otros países y regiones geográficas”, señaló Marcela Bravo, gerenta general de Acción Empresas.
Herramienta para medir la circularidad
Para conocer el estado de circularidad, se puso a disposición de las compañías la herramienta internacional “Indicadores de Transición Circular 2.0” (CTI, en inglés), con la que calcularon su línea base en economía circular. Este marco universal y cuantitativo, creado por el Consejo Empresarial Mundial para el Desarrollo Sostenible (WBCSD) -organización que Acción Empresas representa en Chile-, junto a la consultora KPMG, ha permitido que cerca de dos mil organizaciones de todo el mundo, de distintos tamaños y sectores, trabajen en objetivos y métricas en materia de circularidad.
Los indicadores de CTI proveen información sobre la optimización general del uso de los recursos y el vínculo existente entre los flujos de materiales circulares de la empresa y su rendimiento. Para obtener la cifra, las empresas autoevaluaron los insumos que fluyen por sus sistemas, tomando en cuenta la circularidad de los recursos, materiales, compuestos y piezas; considerando el diseño de sus productos, la circularidad del agua y el uso de energías renovables.