La voz de la juventud ha estado muy presente en la COP27 de cambio climático que se desarrolla en Sharm el-Sheikh, Egipto, y se ha hecho notar. Por primera vez en la historia de estas conferencias se abrió un pabellón propio que representa a jóvenes y niños, a la vez que se consolida su participación en los equipos negociadores de algunos países.
Las nuevas generaciones latinoamericanas también han tenido un papel significativo en estos espacios y protagonizaron un concurrido diálogo con autoridades de la región, en el mencionado Children and Youth Pavillion.
Representantes de gobierno, así como parlamentarios y concejales de Colombia, Argentina, Chile, Brasil y Ecuador escucharon las demandas y propuestas de los jóvenes y a su vez entregaron su visión sobre la participación juvenil en estas instancias.
“Ustedes ayudan a llenarnos de energía y esperanza en este proceso a veces frustrante, por lo que buscamos recoger esa energía y esas propuestas y llevarlas a acciones”, dijo Walter Schuldt, Director de Medio Ambiente y Desarrollo Sostenible del Ministerio de Relaciones Exteriores y Movilidad Humana de Ecuador.
En tanto, Julio Cordano, jefe de la delegación chilena del Ministerio de Relaciones Exteriores, señaló que se debe seguir avanzando en una incidencia real, donde “hemos dicho que la participación de los jóvenes en las delegaciones debe ser un estándar mínimo exigible”.
Entre las autoridades también participaron Marina Silva, ex Ministra de Medio Ambiente de Brasil; Cecilia Nicolini, Secretaria de Cambio Climático de Argentina; la senadora de dicho país y presidenta de la Comisión de Ambiente y Desarrollo Sustentable, Gladys González; y el High Level Climate Action Champion de la COP25, Gonzalo Muñoz.
Este último llamó a seguir articulándose junto a otros actores no estatales y subnacionales, destacando el papel que en este sentido pueden jugar las Alianzas para la Acción Climática (ACAs), impulsadas por WWF.
Un auditorio juvenil rebosante, a su vez, puso sobre la mesa diversas preocupaciones del ámbito latinoamericano, como las barreras aún existentes para la participación plena de los jóvenes, la necesidad de posiciones comunes a nivel regional, el canje de deuda por naturaleza o los subsidios a los combustibles fósiles.
Vulnerabilidad y riesgo
El entusiasmo juvenil también se condice con la gran vulnerabilidad que muestra este segmento de la población. Según datos del primer índice de Riesgo Climático de la Infancia de UNICEF, mil millones de niños, niñas y adolescentes están en “riesgo extremadamente alto” de sufrir los efectos de la crisis climática. Asimismo, nueve de cada diez niños y niñas de América Latina y el Caribe están expuestos al menos a dos crisis climáticas y ambientales.
“El cambio climático es también un desafío de justicia intergeneracional, por tanto los jóvenes tienen que mantenerse activos y los tomadores de decisión deben abrir espacios reales de participación en la toma de decisiones”, señaló Ricardo Bosshard, director de WWF Chile y representante de WWF LAC en la COP27.
Expectativas
Ya iniciando la última semana de la COP27, las dudas y la ansiedad asoman por los rostros que se pasean por los pabellones y salas, matizados eso sí con algunos destellos de optimismo. Los jóvenes no esconden su inquietud y comparten sus expectativas para esta recta final de la cumbre.
Moana Tepano, de Rapa Nui, Isla de Pascua, representante de dos organizaciones isleñas, dijo que espera que “las autoridades puedan tomar en cuenta todas las opiniones de los jóvenes, de los pueblos originarios y de las islas del Pacífico, que también estamos representando aquí y que se pongan sobre la mesa y se puedan concretar, involucrando todas las opiniones y vivencias que se están llevando a cabo por cada territorio, por cada pueblo y por cada generación. Ya se ha dicho todo aquí, ahora solo queda concretar”.
Para Eyal Weintraub, Referente de Jóvenes por el Clima Argentina y Explorador de National Geographic, las expectativas apuntan “a que pueda haber avances concretos en financiamiento para daños y pérdidas y lograr que se incremente el monto de 100 mil millones de dólares que se prometió anualmente por parte de los países desarrollados a los países en desarrollo para lo que es mitigación y adaptación. Debe incrementarse ese monto y cumplirse también lo prometido hasta la actualidad, que debería haber empezado el 2020”.
Fernanda Gálvez, de Perú, espera que se logre un mayor afiatamiento de las juventudes latinoamericanas, “pero también conocer las realidades que han venido acá, no solo comunidades indígenas, también han venido agricultores y agricultoras, campesinado. Es necesario que las juventudes nos articulemos muchísimo más con organizaciones de base de nuestros países y regiones y también a nivel global para que las conozcamos y conozcamos sus luchas para así poder formar un frente grande y poderoso en este tipo de eventos”.
Belén Gómez, de Fridays For Future (FFF) Ecuador y FFF MAPA (Most Affected People and Areas), indicó que “lo que queremos los jóvenes es que los líderes a nivel internacional realmente tomen acciones y no nos den excusas para no trabajar contra el cambio climático. Tenemos atrás el reloj y solo nos quedan seis años, ahora queremos que gracias a este espacio que nos dieron en esta COP podamos tener mayor incidencia en las próximas conferencias, que nos dejen participar en las negociaciones que tienen a puertas cerradas y también nos dejen dar nuestra opinión sobre las negociaciones y si eso nos beneficia o nos perjudica a cada uno de nuestros países y a las comunidades indígenas”.
Isis Riquelme, de Tremendas Chile, IT’S NOW y Fridays For Future espera “que se pague la deuda por el clima, que los países del norte global nos paguen el financiamiento climático por ser los responsables políticos y los mayores emisores y que podamos nosotros invertir ese dinero en mitigación y adaptación. Pero aparte, que se haga un fondo para daños y pérdidas, en donde tengamos dineros para países que ya están sufriendo las consecuencias. También es importante que haya un equilibrio de género, porque somos las mujeres quienes sufrimos los peores efectos climáticos, somos el 75% de las personas más pobres y morimos 14 veces más en desastres naturales, por lo cual no podemos no estar ahí, en la toma de decisiones”.