Rosa Madera, Emprendedora social, Fundadora y CEO de Empatthy y Fundación Filantropía Estratégica
La confianza se ha convertido en una especie de palabra de moda. Yo lo veo como algo que debería cultivarse deliberadamente, pero en la incapacidad de cultivar relaciones de confianza es en donde muchas comunidades y países se quedan cortos.
La confianza es el elemento que hace posible todas las demás virtudes y logros de una comunidad, país, sector, industria. La confianza crea cohesión social mientras se forman las estructuras y procesos más formales de una comunidad. Confiar el uno en el otro y en el grupo, ayuda a las personas a sentirse más cómodas con la emergencia: a explorar, experimentar, reflexionar y autocorregirse en tiempo real. Las personas también están más dispuestas a compartir información y a asumir riesgos. La confianza es el pegamento que mantiene unido a un grupo, país, comunidad.
La confianza aumenta la inteligencia colectiva del grupo y en condiciones adecuadas, los grupos son capaces de un descontento reflexivo y una inteligencia colectiva mayores que la de un solo individuo. Podría decirse que la falta de apertura a las perspectivas de los demás es el mayor obstáculo para la capacidad de un grupo para pensar y actuar de forma inteligente. Nuestra tendencia, en ausencia de confianza, es creer que nuestras suposiciones y proyecciones son válidas, que sabemos lo que otros están pensando y sintiendo sin preguntarles, y que tal vez somos la única persona cuerda en la habitación. La confianza aumenta la probabilidad de que los participantes escuchen con cuidado, prueben nuevas perspectivas y se comprometan con personas que podrían considerar muy diferentes de sí mismos.
La confianza amplía la gama de posibles conversaciones. Las personas que confían entre sí son más francas, más propensas a compartir información y más propensas a mostrar creatividad en la forma en que colaboran. Con suficiente confianza, las personas son más capaces de navegar a través de conversaciones incómodas y probar las suposiciones de los demás sin miedo a sufrir daños. Como resultado, se consideran nuevas perspectivas y el conflicto se vuelve generativo en lugar de destructivo. La capacidad del grupo para entablar un diálogo constructivo y tomar decisiones informadas crece a medida que las personas se sienten libres de decir lo que piensan y reconocer realidades difíciles o puntos de vista controvertidos.
En estos años trabajando como Ecosystem builder, asesora, conectora, visibilizadora de tendencias y con mucha relación con fundaciones, organizaciones sociales, familias empresarias, empresas, emprendedores, veo con mucha ilusión que hay más interés en trabajar juntos entre los diferentes actores para abordar un problema que ninguna organización, emprendedor, puede resolver por sí sola, se están creando cada vez más tribus, comunidades, redes, asociaciones, alianzas y veo como los diferentes actores han llegado a un punto en el que tienen suficiente confianza en el que quieren compartir lo que está funcionando, lo que no funciona y donde necesitan ayuda. Las relaciones multisectoriales y las relaciones del tercer sector con la empresa y el sector público se están transformado y la comunicación entre todo ellas está siendo mucho más productiva y real. Ya se habla de un cuarto sector que son modelos “híbridos” con una intersección entre los sectores público, privado y social. Tenemos un gran desafío que requiere un profundo cambio en favor de la colaboración e integración de los 3 sectores “tradicionales” y la convivencia de las entidades de los 3 sectores con estas nuevas organizaciones, que no se integran plenamente en ninguno de los sectores establecidos,
He comprobado todos estos años en el ecosistema de impacto en donde hay actores muy diferentes que la confianza es el factor más importante detrás de una colaboración exitosa por lo tanto, la confianza debe fomentarse deliberadamente desde el principio del desarrollo de una comunidad. Cuando trabajas en colaboración con otros, el tiempo que pasas cultivando relaciones de confianza es la mayor inversión que puedes hacer, considéralo un “retorno de las relaciones”.
Me consta que confiar en otra persona requiere un salto inicial de fe, ya que es imposible saber exactamente cómo saldrán las cosas. La desafortunada realidad es que, al elegir confiar, te expones a ser quemado. Casi todo el mundo ha sido traicionado en algún momento de sus vidas, y puede doler mucho. Duele tanto que incluso podríamos poner una barrera entre nosotros y los demás para que nunca vuelva a suceder.
Sin embargo, es difícil trabajar con personas en las que no confías. Las personas colaboran en función de las relaciones, no solo de las ideas. Las comunidades funcionan con confianza.
La confianza crea una base de respeto mutuo sobre la que las personas pueden mantener cualquier conversación que necesiten para empezar a trabajar juntos. Al formar una comunidad, no generamos confianza para que las personas se gusten o estén de acuerdo entre sí, más bien, construimos confianza para que las personas puedan mantener la tensión a través del desacuerdo y el conflicto, encontrar un terreno común y trabajar juntas para lograr objetivos mutuos.
Ojalá encontremos pronto este terreno común para que Chile confié, Chile salga de este laberinto y vuelva a buscar caminos para que todos los chilenos, chilenas y los no chilenos que vivimos aquí confiemos, siento que el contexto político, económico y social nos tiene atrapados en dinámicas de desconfianza que solo traerá impacto negativo, menos desarrollo y un Chile menos prospero en donde como siempre los mas desfavorecidos serán los más perjudicados.