En el cuarto aniversario de la Ley N°21.100 que prohibió la entrega de bolsas plásticas de un solo uso en el comercio, WWF Chile destacó el gran avance que marcó esta normativa en el país y enfatizó la necesidad de avanzar en los desafíos pendientes.
Dos años después de la promulgación, el 3 de agosto de 2020, de la ley conocida como Chao bolsas plásticas, terminó su implementación gradual a nivel nacional, la cual comenzó primero con los supermercados y grandes tiendas, para luego abarcar también las pymes, ferias libres y almacenes de barrio. Según estimaciones del Ministerio del Medio Ambiente, al 2020 ya se había evitado la utilización de unos cinco mil millones de bolsas plásticas.
“Sin duda en los últimos dos años hemos vivido condiciones especiales, de la mano de la pandemia, sin embargo, el espíritu de esta ley creemos que ha arraigado fuertemente en la comunidad, que se ha logrado adaptar a un nuevo escenario más sustentable, donde las bolsas reutilizables, bolsos o carritos de compra han pasado a formar parte de la vida cotidiana de las personas en Chile”, señala Susan Díaz, directora de Comunicaciones de WWF Chile y coordinadora de la campaña Reduce +.
Según recuerda la profesional, este hito fue parte de un largo proceso que comenzó con acuerdos voluntarios a nivel comunal, lo cual con el apoyo de WWF Chile fue escalando y llegó, por ejemplo, a compromisos regionales, como ocurrió el 2015 en Los Ríos, donde sus 12 comunas suscribieron un acuerdo para reducir paulatinamente la entrega de bolsas plásticas en el comercio. Luego de ello el tema fue asumido con una mirada nacional, que se plasmó en la aprobación de la Ley N°21.100.
En cuanto a los desafíos, sigue siendo una preocupación avanzar en la reducción de residuos, así como fomentar con más fuerza el reciclaje, punto donde la Ley de Responsabilidad Extendida del Productor (Ley REP), juega un importante papel. A ello se suma también la entrada en vigencia, en febrero pasado, de la Ley de Plásticos de un solo uso, que prohíbe la entrega de utensilios plásticos desechables de un solo uso -como cubiertos, bombillas, vasos, platos, botellas, etc.- en locales de comida.
Esto es muy relevante, sobre todo considerando que según el último reporte global de Minderoo Foundation, Chile es el país que genera más desechos de un solo uso en América Latina, descartando 51 kilos de plásticos de un solo uso por persona al año. Así lo indica el Plastic Waste Maker Index, que además ubica a Chile en el puesto 11 a nivel mundial.
Por otro lado, una revisión de más de 2.500 estudios encargada por WWF – la más completa hasta la fecha- arrojó que, para fines de siglo, áreas marinas de más de dos veces y medio el tamaño de Groenlandia podrían superar los umbrales ecológicamente peligrosos de concentración de microplásticos, ya que la presencia de estos en el mar podría aumentar 50 veces para entonces. Esto se basa en las proyecciones que indican que la producción de plástico se duplicará con creces para 2040, lo que provocará que los desechos plásticos en el océano se cuadrupliquen para 2050.
La contaminación plástica es una de las grandes amenazas de nuestro tiempo para la naturaleza y las personas, ante la cual WWF ha promovido un tratado global que pueda potenciar y coordinar los esfuerzos para hacerle frente. Esta iniciativa ha tenido un importante apoyo y en marzo pasado, en la Asamblea de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (UNEA-5.2) los Estados Miembros de la ONU acordaron por unanimidad un tratado global legalmente vinculante. Así, se dio luz verde al desarrollo de un instrumento robusto que permitirá reglas y obligaciones globales a lo largo de todo el ciclo de vida del plástico. Esto hará a los países, las empresas y la sociedad responsables de eliminar la contaminación por plásticos en la naturaleza.