Marcial Rapela, socio y responsable de Bain & Company.
Durante los últimos años, las mujeres han sostenido una lucha por la igualdad de oportunidades sin igual. Si bien la última cifra entregada sobre su participación en juntas directivas a nivel global ha experimentado un importante incremento, sabemos que aún falta mucho camino por recorrer.
Y lo mismo ocurre a nivel local. Según el Ranking IMAD 2021 que realiza anualmente Mujeres Empresarias en Chile, durante ese año el porcentaje de mujeres en directorios fue de un 20%, mientras que en la línea ejecutiva principal llegó a 22%. Asimismo, según un estudio de la Fundación Chile Mujeres y la Organización Internacional del Trabajo (OIT), en el país casi la mitad de las compañías carece de mujeres en los directorios y solo el 2,7% tiene más de tres de ellas. Es cierto que estos números han mejorado año a año, pero eso no significa que la tarea este cumplida: como líderes de organizaciones tenemos la responsabilidad de tomar este desafío y actuar hoy.
¿Cómo podemos potenciar su participación? En Bain & Company hemos establecido tres pilares fundamentales para lograr la equidad de género en las empresas. En primer lugar, tenemos que enfocarnos en crear espacios donde todos nuestros colaborades puedan trabajar sin sentirse discriminados. Tomar la bandera de la inclusión y la equidad de género debe ser uno de los pilares fundamentales para dirigir y motivar al grupo humano que día a día trabaja por el bien común de la empresa.
Por otro lado, debemos crear espacios de feedback que nos permitan escuchar. Contar con un mayor conocimiento de cómo se sienten y piensan, nos permitirá potenciar su desarrollo profesional, evitando una fuga de talentos. Sin embargo, debemos entender que cada persona es distinta y que la inclusión es muy amplia, por lo que es necesario crear fórmulas que fomenten la diversidad y su aceptación.
Finalmente, es fundamental reconocer las oportunidades que existen para potenciar a las mujeres en las diversas organizaciones. El equilibrio de género en el lugar de trabajo no solo es lo correcto, sino que también aporta al crecimiento de las empresas de forma sustancial, permitiendo la retención de talento de alta calidad y desencadenado mayores niveles de innovación. Los beneficios son múltiples y tenemos la data que demuestra el aporte invaluable que una cultura diversa e inclusiva tiene en el corto y mediano plazo. Ahora la “pelota” está en nuestra cancha.