Como cada año desde 1963, el 7 de julio se conmemora el Día Internacional del Suelo. Se eligió este día en honor al científico estadounidense Hugh Hammond Bennet, quien dedicó su vida a demostrar la importancia del cuidado de la tierra y sus efectos positivos en todo el planeta y las personas que viven en él.
Mucho se ha hablado sobre el cambio climático y la contaminación, de la importancia de preservar la naturaleza y conservar nuestro entorno. Dentro de eso, hay algo que también pone en riesgo la supervivencia de las especies: el suelo. Por lo que su cuidado es fundamental en cada proceso vitivinícola.
Es por esto que, Concha y Toro ha impulsado las prácticas responsables para el cuidado del medioambiente, ya sea en sus viñas y terrenos, como en la creación de las botellas.
Una de ellas es el riego por goteo, donde el 100% de este se realiza a través de este sistema, respaldado por tecnologías para estimar las necesidades hídricas del viñedo con precisión. De esta forma, se logra reducir la huella hídrica. Por ejemplo, en 2020 fue de -48% que el promedio de la industria. Además, se ha disminuido la emisión de gases de efecto invernadero desde 2012 un 32%. La meta es llegar a cero en el 2050 avanzando, así, en una economía baja en carbono.
De este mismo modo, Concha y Toro y Gran Reserva han incorporado energías renovables en sus procesos. Cuentan con plantas solares instaladas en los campos de norte a sur, y sus bodegas y plantas de envasado se abastecen de esta electricidad, alcanzando en 2020 el 100% de abastecimiento renovable.
Gran Reserva, en pos de su preocupación por conservar los suelos y, además, la flora y fauna que vive en él, por cada hectárea que se utiliza de viñedo, se planta otra hectárea de bosque nativo. Lo que hace que todas y cada una de las botellas de Gran Reserva se elaboren con uvas de viñedos propios que se erigen de manera sustentable en su totalidad.
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