Ximena Ruz Espejo, Directora Ejecutiva de la Agencia de Sustentabilidad y Cambio Climático
Nos comprometimos a la carbono neutralidad al 2050. Suena enorme y por eso parece un desafío destinado a las grandes empresas y el Estado. Sí y no.
Sabemos que el sector energía es el que más contribuye a las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI). Hablamos del 77,4% de las emisiones de CO2 equivalente tanto por la generación de electricidad (basado en carbón, gas natural o petróleo) como por el uso de combustibles para el transporte, la industria, el comercio y los hogares. ¿Un país como el nuestro será capaz de tremenda transformación? Sí. ¿Cómo?
Para avanzar en este desafío gigante hay cosas que podemos hacer desde nuestros distintos roles. Los ciudadanos comunes, las pequeñas y medianas empresas, tienen mucho para aportar, principalmente en lo relacionado con la eficiencia energética. Se trata de una de las herramientas más eficaces y efectivas para la descarbonización, ya que permite los mismos niveles de servicio con menor consumo. Se estima que solo con la aplicación de eficiencia energética se puede reducir en un 44% las emisiones de GEI al 2040. A eso podemos sumar los esfuerzos por incorporar energías limpias que proyectan una reducción del 36%.
Desde hace muchos años que en la Agencia de Sustentabilidad y Cambio Climático hemos venido trabajando la Eficiencia Energética como un camino, no solo medioambientalmente responsable, sino como un buen negocio. Nuestro principal instrumento son los Acuerdos de Producción Limpia (APL) que, en sus 20 años de historia, han demostrado ser una potente herramienta para hacer de Chile un país más sustentable. Por ejemplo, 16 empresas dedicadas al procesamiento de alimentos, gracias a su esfuerzo en el marco de un Acuerdo de Producción Limpia, lograron disminuir en un 45% el uso de energía, o 26 productores de berries de la Provincia del Ranco cuentan ya con un proyecto fotovoltaico que inyecta electricidad a sus bombas hidráulicas. Durante el año recién pasado, las empresas que participaron en nuestros Acuerdos voluntarios lograron ahorros por 274.156 UF y una reducción de 106.537 toneladas de CO2 equivalente.
Pensar en la descarbonización como una tarea titánica que descansa solo en las autoridades o las grandes empresas es un error. Es verdad que el Estado tiene un papel fundamental e ineludible y que las grandes empresas son un actor clave, pero sin las Pymes y los ciudadanos no alcanzaremos el objetivo. Cada uno de nosotros y nosotras debe encontrar cómo hacer este aporte. Mi consejo: es bueno partir por casa.