Alejandra Fuenzalida, directora ejecutiva de United Way Chile
¿Cómo impactará en el futuro de niños y niñas un tercer año de pandemia con los continuos cambios y ajustes en vacaciones y cierres de centros educativos? Aún no sabemos las consecuencias que nos traerá como sociedad lo que hoy es una realidad, pero tenemos algunos indicios.
Según un estudio realizado por el Banco Mundial, Unicef y Unesco las y los estudiantes de América Latina perderán 12% en los ingresos de su vida debido a la crisis sanitaria producida por el Covid-19.
El informe asegura que el 70% de los niños y niñas de 10 años no puede leer y comprender un texto simple, una competencia fundamental y crítica, no sólo en el ámbito escolar y profesional, sino que también porque impactará en su vida familiar y las oportunidades de desarrollo a las que podrá acceder.
Si bien la salud pública es lo principal, al momento de hacer ajustes y cambios en los tiempos y horarios de las clases, se deberían reforzar medidas que aseguren la continuidad en el aprendizaje de miles de ciudadanos, quienes se convertirán en el capital humano y el soporte de nuestra sociedad en el mediano y largo plazo.
Por otro lado, el impacto no sólo se queda en lo académico, sino también en lo social y en las relaciones interpersonales. Todos somos testigos de la violencia que se vive en las escuelas en todo Chile, efectos que se producen debido al aislamiento tan prolongado por el cierre de los establecimientos educacionales, entre otros factores.
Pero estas medidas no impactan a todos por igual. Lamentablemente, son las familias que viven en contextos vulnerables las más afectadas con este tipo de ajustes, especialmente las monoparentales y, dentro de ellas, un grupo en específico se lleva la peor parte: las mujeres jefas de hogar, por lo que el problema, además de ser educacional pasa a ser de género.
No olvidemos que, según la última encuesta CASEN, un 42% de los hogares chilenos son liderados por mujeres, cuya participación laboral es históricamente más baja que la de los hombres, ya que culturalmente las tareas domésticas y de cuidado de la familia recaen en el sexo femenino.
Se puede sacar por conclusión que las tareas de cuidado de los hijos en períodos sin clases, impactará en mayor medida a aquellos hogares sin redes de apoyo o dinero para acceder a apoyo en el cuidado de la familia, los mismos donde son madres y mujeres las jefas de hogar.
Para tratar de mitigar el daño causado al futuro de nuestros estudiantes, es urgente planificar las medidas de emergencia considerando el interés superior de aquellos que aún se están formando en las escuelas, nuestros niños, niñas y adolescentes, tomando las precauciones necesarias en salud pública, pero al mismo tiempo también entregándoles las condiciones básicas necesarias para su desarrollo integral.