Andrés González, Gerente general de Desert King Chile
En el marco del Día Mundial del Árbol, me permito destacar al Quillay, árbol nativo, endémico de nuestro país; un árbol noble que es embajador de nuestro bosque nativo en el mundo entero.
Esta especie arbórea guarda dentro de sí una riqueza enorme que es fundamental hacer visible para protegerlo y asegurar su existencia por el bien de las personas y el planeta.
En primera instancia, en el actual escenario hídrico, el Quillay podría contribuir a aminorar los efectos de la megasequía que afecta a nuestro país pues no requiere de abundante riego ni afecta la disponibilidad de agua de las capas subterráneas como sí lo hacen especies exóticas como el pino y el eucaliptus, e incluso el palto. Además, tampoco requiere de un alto ni permanente uso de pesticidas, enriqueciendo el sector forestal.
No menos importante es que este árbol nativo aumenta la riqueza de los suelos contribuyendo a la mitigación de los efectos del cambio climático, fomentando la renovación de bosques y la presencia de fauna permanente. A esto se suma que la floración del Quillay es altamente atractiva para las abejas, lo que promueve el desarrollo de la apicultura y le da continuidad al ciclo de la vida a través de la polinización.
Pero no sólo tiene beneficios medioambientales. Al ser testigos de todas sus bondades, en Desert King hemos explorado incansablemente para encontrar, a través de la ciencia, nuevos usos para esta especie y aportar con ello a la elaboración de productos que beneficien al planeta y a las personas. Un ejemplo es nuestra contribución al desarrollo de una de las vacunas contra el Covid-19 que ha sido aprobada en la Unión Europea.
Además, hemos descubierto que se puede reducir la toxicidad de algunos procesos que son muy dañinos para los trabajadores de la gran minería utilizando como base el Quillay. Entre otros usos.
Razones sobran para invitar a los productores chilenos a que integren esta especie en sus modelos de producción, permitiendo a pequeños y medianos propietarios obtener rentabilidades competitivas con otros usos, con una especie nativa en equilibrio con el medio y la comunidad; y promover un cambio factible en las futuras plantaciones forestales.