Investigación concluye que este hallazgo contradice la asociación que existe del emprendimiento femenino con la precariedad. Argumenta que se debe pasar de un concepto de empresariado femenino, que se relaciona con la vulnerabilidad, a un concepto de empresas lideradas por mujeres, orientado al crecimiento sostenido.
Analizar casos de negocios liderados por mujeres en Chile y Perú, que buscan formas de crecer rápidamente y alcanzar niveles de rentabilidad superiores al promedio. Ese fue el objetivo del estudio Emprendimiento femenino: Una perspectiva de alto impacto basada en evidencia de Chile y Perú, elaborado por el académico del Departamento de Control de Gestión y Sistemas de Información de la FEN U. Chile, Christian Cancino; la investigadora, Belén Guede; el profesor de la Pontificia Universidad Católica de Perú, Miguel Córdova e investigadora de la misma institución, Fátima Huamán, y que fue publicado en la revista de Estudios Gerenciales.
“El emprendimiento femenino se asocia naturalmente con la desventaja, la desigualdad, la precariedad o la subsistencia, presuponiendo intereses individuales, como salir de la pobreza, e intereses nacionales, como mejorar la tasa de empleabilidad. Se refuerza la fuerte relación entre el emprendimiento femenino y el emprendimiento por necesidad”, indica el documento.
Sin embargo, en el caso de Chile y Perú, no todos se encuentran en la categoría de bajo impacto o necesidad. Así lo muestra este estudio, cuyos resultados dan cuenta que los negocios liderados por mujeres se asocian con crecimiento, alto impacto, innovación y oportunidad.
En estos casos, los impulsores estarían asociados a la innovación y el valor agregado de los productos y servicios tradicionales que otorgan; al uso intensivo de las tecnologías de la información; la influencia del ecosistema que soporta a estos negocios, la efectividad de las políticas públicas y las redes accesibles; y, finalmente, la tendencia y motivación por participar en mercados internacionales, desde la fundación de la empresa.
Los resultados de los casos estudiados evidencian que “si los emprendimientos cuentan con una adecuada estrategia de innovación, pueden lograr resultados de alto impacto”. En este caso, “el desarrollo de un producto innovador de alto impacto estaría determinado no solo por la industria en particular, sino también por el uso de algún tipo de innovación tecnológica o no tecnológica”.
Comportamiento emprendedor
Para el análisis, se consideraron siete emprendimientos chilenos, cuya información fue extraída de la base de Endeavor de la filial en Chile; y entrevistas en profundidad a mujeres empresarias líderes de estos casos, que han alcanzado un alto crecimiento en el corto plazo. De ellos, se consideraron las características personales de las fundadoras, el nivel tecnológico del sector emprendedor, el nivel y tipo de innovación, el alcance de la internacionalización, e impacto de las políticas públicas.
En relación a las características y patrones en el comportamiento emprendedor, las cuales se asocian a la experiencia, estrategia de crecimiento, innovación, expansión acelerada, alta calidad, y actitud hacia el emprendimiento, estas se alejan de la perspectiva tradicional de subsistencia.
En esa línea, la experiencia emprendedora junto con la formación académica en gestión empresarial, “brindan mayores herramientas que hacen que las mujeres sean capaces de liderar con éxito sus negocios, enfocándose en el crecimiento y mayor rentabilidad de los nuevos negocios”.
El estudio destaca que “todos los casos chilenos han completado un programa de nivel universitario. La formación académica es diversa, enfocándose en las ciencias económicas y la gestión empresarial (…). En la mayoría de los casos, esta formación se ha complementado con estudios superiores, ya sea de especialización o empresariales, destinados a ampliar sus competencias”.
Sobre las prácticas y atributos empresariales, “tienen mercados objetivos en el exterior, teniendo clientes en América, Europa y Asia. Por otro lado, se evidencia una estrategia encaminada al cumplimiento de su misión y visión, o crecimiento basado en la ampliación de la base de clientes, mayor facturación y tasa de crecimiento positiva, así como la retención exitosa de clientes y el desarrollo de marcas propias”.
Asimismo, los emprendimientos están relacionadas con las TIC, tanto en sus servicios como en procesos clave. Con respecto, al nivel tecnológico del sector emprendedor, el nivel y tipo de innovación, “existe un número importante de empresas en los sectores de retail y alimentos que, a pesar de su bajo nivel tecnológico, logran agregar valor. De hecho, todas las empresas emplean algún tipo de innovación, ya sea en sus procesos, productos y servicios, o en sus estrategias de marketing”, explica el documento.
En cuanto a su participación en redes privadas o públicas, este indica que Chile tiene más redes públicas que Perú, lo que se traduce en la tenencia de mayores recursos disponibles para acceder a ellas.
“Los elementos del ecosistema emprendedor, las organizaciones privadas y las políticas públicas dirigidas a fortalecer y promover emprendimientos de alto impacto liderados por mujeres, como es el caso de Chile, pueden contribuir a un mayor número de emprendimientos con innovaciones tecnológicas”, puntualiza el estudio.