Durante la apertura de la Conferencia de los Océanos, ONU Medio Ambiente anunció 21 nuevos gobiernos que firmaron el Compromiso Global para una Nueva Economía del Plástico, 17 de ellos en América Latina.
Entre los signatarios destacan tres estados de México: Baja California, Baja California Sur y Sinaloa, además de las ciudades mexicanas Querátaro, Ensenada y San Miguel de Allende. En Brasil, diez estados se han comprometido: Alagoas, Bahía, Ceará Maranhão, Paraíba, Pernambuco, Piauí, Rio Grande do Norte, Sergipe y São Paulo.
Estos gobiernos se unen a más de 500 signatarios alineados por una visión común sobre una economía circular de los plásticos, en la que el objetivo es que nunca se conviertan en residuos o contaminación. A través del Compromiso Global, las empresas y los gobiernos se comprometen a atajar la contaminación por plásticos en su origen, cambiando la forma en que se producen, utilizan y reutilizan. Esto significa establecer objetivos ambiciosos para 2025 con el fin de eliminar los artículos de plástico que no necesitamos, innovar para que todos los plásticos que necesitemos estén diseñados de forma que puedan reutilizarse, reciclarse o compostarse de forma práctica y segura, y hacer circular todo lo que utilizamos para que estos materiales permanezcan dentro de la economía y fuera del medio ambiente. Cada año, los signatarios deben informar de sus progresos.
El anuncio de los nuevos signatarios, una esperanza para que más países se sumen
Con el anuncio de los nuevos signatarios, se espera que aumente a 50 el número de gobiernos de ciudades, estados y países comprometidos con la misma visión de una nueva economía del plástico. De acuerdo a Thais Vojvodic, directora de la Iniciativa sobre Plásticos de la Fundación Ellen MacArthur, los gobiernos tienen un papel fundamental para hacer realidad la visión de la economía circular de los plásticos.
“La participación de los gobiernos en el Compromiso Global es fundamental para que la transición a la economía circular se produzca realmente. Estos actores tienen el poder de aplicar políticas que fomenten el desarrollo y la expansión de soluciones de economía circular, así como políticas que impidan el avance de prácticas que contribuyan a la contaminación. Los gobiernos de todo el mundo son signatarios del Compromiso Global y esta alineación adquiere aún más relevancia ahora, cuando la ONU está elaborando un Tratado Global sobre Plásticos”.
Luisa Santiago, Directora de la Fundación Ellen MacArthur en América Latina, destaca la importancia de que más gobiernos latinoamericanos se sumen al Compromiso Global.
“La adhesión de más gobiernos latinoamericanos al Compromiso Global demuestra el creciente compromiso de la región con la urgencia de abordar la contaminación por plásticos. Establecer objetivos concretos que actúen sobre la raíz del problema y ayuden a ampliar las soluciones de la economía circular es clave para garantizar una transición efectiva y adecuada al contexto de la región.”
Actualmente, entre los signatarios latinoamericanos que ya han presentado sus informes de progreso se encuentran dos gobiernos nacionales, Chile y Perú, y 4 gobiernos subnacionales: las ciudades de São Paulo (Brasil), Toluca (México) y Buenos Aires (Argentina), y el estado de México (México). Entre las medidas adoptadas y comunicadas por estos signatarios figuran la prohibición de artículos de plástico innecesarios y problemáticos, como bolsas de plástico, cubiertos y pajitas de un solo uso; la ampliación de la infraestructura de reciclaje y de los puntos de entrega voluntaria; el establecimiento de sistemas de Responsabilidad Ampliada del Productor para los envases; y la celebración de foros para debatir y concienciar sobre el tema. En el sitio web de la Fundación Ellen MacArthur se pueden encontrar los detalles de los objetivos y las acciones comunicadas por los gobiernos.
Una economía circular para los plásticos aporta beneficios medioambientales, económicos y sociales. Según estudios elaborados y apoyados por la Fundación, se calcula que se ahorrarían al menos 10.000 millones de dólares, a escala mundial, sólo con sustituir el 20% de los envases de un solo uso por alternativas reutilizables. Las poblaciones con menores ingresos se beneficiarían especialmente de la reducción de costes que ofrecen estos nuevos modelos. Además, la implantación de la economía circular generaría 700.000 empleos netos adicionales de aquí a 2040, derivados de los servicios necesarios para garantizar la circulación de los materiales.