Sonia Reyes Packe, Seremi del Medio Ambiente RM
Cada 28 de junio se celebra el Día Mundial del Árbol con el propósito de concientizar sobre la importancia de los árboles para el medio ambiente, nuestras ciudades y nuestra vida.
A los árboles se les reconoce el rol de reducir el ruido, prevenir la erosión de los suelos, regular el clima, y lo más importante, el de purificar el aire. En ese contexto los bosques pasan a ser los pulmones de nuestro planeta, ya que tienen la capacidad de capturar y retener contaminantes, de atrapar el material particulado y así mejorar la calidad del aire.
Para todos es sabido que, cada otoño-invierno la calidad del aire de la Región Metropolitana se transforma en el tema ambiental más recurrente, no sólo porque es la época en que las condiciones atmosféricas dificultan la ventilación de la cuenca y favorecen la acumulación de contaminantes, sino también porque se aplican restricciones al transporte, al uso de leña y a la industria, para disminuir la exposición de la población a la contaminación.
Si bien la calidad del aire ha mejorado en los últimos 25 años, con reducciones significativas en la concentración de Material Particulado Fino (MP2,5) y Grueso (MP10), que han disminuido en un 70% y 40% respectivamente, todavía falta para cumplir con las Normas Primarias de Calidad Ambiental. Las reducciones observadas se deben a la implementación del Plan de Prevención y Descontaminación Atmosférica (PPDA) de la RM, cuyas medidas apuntan, por una parte, a reducir las emisiones y, por otra parte, a incrementar la capacidad de captura de contaminantes. Para ello se imponen metas de reducción de emisiones a ciertas actividades, como la calefacción a leña que debe disminuir en un 30% sus emisiones totales al año 2026, el transporte debe disminuir en un 24%, diversas maquinarias (por ejemplo, de faenas agrícolas o extracción de áridos) deben disminuir en un 25%, y la industria en un 15%. Todo ello mediante mejoras tecnológicas y reemplazo de combustibles fósiles por energías limpias para operar.
En la línea de aumentar nuestra capacidad de captura de los contaminantes, la principal medida es la arborización y reforestación en espacios rurales y urbanos. Una reciente investigación desarrollada por el proyecto GEF Corredores Biológicos de Montaña -del Ministerio del Medio Ambiente y ONU Medio Ambiente- mostró que el bosque esclerófilo de nuestra región entrega un servicio de purificación del aire muy importante para reducir la contaminación ambiental a través de la depositación de material particulado en la superficie de las hojas y corteza, y la absorción de material particulado y gases a través de sus estomas.
Este potencial de remoción de material particulado que tienen los bosques nativos remanentes de la región Metropolitana – donde aparecen el Boldo, Quillay y Peumo con las mayores tasas de depositación- nos indica que estas especies debieran estar mucho más presentes en los parques y el arbolado de nuestras ciudades, por sobre los acacios, plátanos orientales, aromos, fresnos, tuliperos y prunos, que tanto vemos en nuestras ciudades, pero que al ser caducifolias, aportan a la ornamentación y a dar sombra en el verano, pero no contribuyen a la descontaminación atmosférica en los meses de invierno.
Debemos entonces impulsar en nuestros barrios la plantación de especies nativas y perennifolias, para maximizar la captura del material particulado, principalmente en invierno, cuando las condiciones atmosféricas son las más adversas. El arbolado urbano puede capturar contaminantes allí donde habita mas del 90% de la población regional. Paralelamente, en las zonas rurales debemos fomentar la reforestación y la restauración ecológica en todos los espacios que han sido deteriorados por la acción humana como los cerros, la precordillera, las riberas de los ríos y múltiples espacios que no tienen usos productivos pero pueden ser un inmenso aporte a la descontaminación de la región si son reforestados. Las zonas rurales y las áreas silvestres que rodean las ciudades pueden capturar grandes cantidades de contaminantes y además actúan como amortiguadores frente a las olas de calor y las inundaciones que serán mas frecuentes producto del Cambio Climático. Por estas razones, los bosques y el arbolado urbano son considerados “Soluciones Basadas en la Naturaleza” (SBN) para la contaminación atmosférica.
Para avanzar en estas medidas necesitamos incrementar significativamente la producción de árboles nativos en los viveros forestales, porque éste es el principal “cuello de botella” para la reforestación con especies nativas. Debemos multiplicar nuestra capacidad de contar con plantas nativas – no sólo árboles – adaptadas a nuestro clima, capaces de resistir la sequía y que son fuente de alimento para aves, insectos y para toda la fauna nativa. Esta SNB exige un fuerte aumento de las capacidades técnicas de viverización, plantación y manejo del arbolado urbano, en restauración ecológica y en el diseño de técnicas adaptadas a la realidad regional.
Nuestra prioridad como Ministerio del Medio Ambiente es avanzar hacia una Transición Socioecológica Justa, lo cual implica el trabajo conjunto con comunidades, universidades, centros de investigación y organizaciones sociales. Se requiere el conocimiento científico y conocimientos tradicionales, y la participación de toda la población ya que es un trabajo de largo plazo que requiere aunar las voluntades. También debemos derrotar la desigualdad actual en la cantidad y calidad de áreas verdes y arbolado, que hoy se traduce en que a mayores ingresos las personas cuentan con más áreas verdes y mayor cantidad y diversidad de árboles en los espacios públicos y privados.
Ha llegado el momento de trabajar mancomunadamente en la implementación de esta Solución Basada en la Naturaleza, integrando los esfuerzos que ya han realizado y están realizando diversas instituciones, como el Gobierno Regional, las municipalidades, la Corporación Nacional Forestal (CONAF), el Ministerio de Vivienda y Urbanismo, el Ministerio de Agricultura, el Ministerio de Medio Ambiente y sus respectivas Secretarías Regionales Ministeriales, diversos centros de estudio que trabajan en esta línea, y múltiples organizaciones y colectivos que luchan por la preservación y recuperación de bosques nativos y del arbolado urbano en nuestra Región. Con ello no sólo aportamos a la descontaminación atmosférica, sino que construiremos una mejor región y mejores ciudades que aseguran el bienestar de sus habitantes y de los ecosistemas.