Luis Castro, Gerente de Auditoría Interna, Coordinador General de Integridad y Encargado de Prevención de Delitos en Empresas Iansa.
¿Cuáles son los desafíos de las empresas en una sociedad en la que los términos transparencia, gobernanza y ética empresarial han adquirido tanta relevancia en el último tiempo? Para responder a esta pregunta, haremos un breve repaso del concepto compliance, su significado e implicancias.
Este término, que proviene del idioma anglosajón, se refiere a la acción de cumplir la ley por parte de todos los miembros de una organización, en especial aquellos que son jefaturas o que tienen alguna posibilidad de decisión frente a los distintos procesos.
Actualmente, los clientes y otros públicos claves, nos obligan cada vez más, a ser proactivos en la generación de buenas prácticas en nuestros negocios, a ser confiables en el manejo de nuestras operaciones y realizar nuestra gestión de manera transparente y acorde a la ley.
En Empresas Iansa, comprendemos que el compliance tiene como propósito establecer un robusto ambiente de control, a través de una estructura organizacional que considere la complejidad propia, el tamaño y las regulaciones. Además, establece las responsabilidades de los principales ejecutivos (dueños o directorio) para difundir y plasmar una cultura organizacional basada en valores de honestidad y transparencia a todo nivel. En nuestra empresa existe la disposición para cumplir las normativas internas, a través de códigos de ética, políticas, procedimientos u otros documentos, que permitan establecer un marco regulatorio coherente, incluyendo responsabilidades, controles y sanciones. Sin olvidar, el uso de un sistema de información que asegure el resguardo de los datos, su trazabilidad y la restricción a los mismos.
Para hacer “viva” la función de compliance en una organización, se debe establecer un “Programa de cumplimiento”, el cual tiene como objetivo prevenir que ocurran actos que expongan a la organización a situaciones ilegales o en contra de la ley. En el caso de que estas situaciones sean identificadas, debe contar con un marco jurídico que permita investigar y sancionar a los responsables de dichas acciones.
Un Programa de Cumplimiento cuenta con fecha de inicio, pero jamás con fecha de término, por cuanto: es necesario establecer una priorización de aquellos procesos más riesgosos para la organización que pudiesen exponerla a incumplimientos legales, adecuar las prioridades de riesgos en función a los cambios normativos, como así también a los cambios en los valores que la sociedad vaya experimentando. Asimismo, debe modificar la valorización de los riesgos en función a los cambios internos experimentados por la organización, tanto en estructura, focalización comercial, así como sus sistemas de administración de información.
Por último, para vivir este tipo de cultura, es clave capacitar al personal involucrado en estos procesos y contar con un plan de difusión adecuado que considere a todo el personal de la organización. Junto con esto, debieran incluirse objetivos específicos en el proceso de evaluación de desempeño del personal.
Estas normas deben ser promovidas y comunicadas a toda la organización como también a los proveedores. Sólo así se generará un círculo virtuoso y coherente en toda nuestra cadena de valor.
