Sebastián Jaramillo Bossi, CEO de Kuick
Estos últimos días hemos presenciado, los que somos usuarios frecuentes, una tremenda discusión sobre la compra en una primera instancia del 9,2% de Twitter por parte de Elon Musk, permitiendo que sea su mayor accionista y luego vimos algunos tuits criticando a la compañía. Algo realmente extraño pensando que se acaba de hacer parte como socio mayoritario.
Al pasar de los días, Elon Musk sorprende con una oferta del 100% de Twitter por un valor del 20% por sobre el real. La pregunta es ¿por qué Elon Musk quería hacerse de esta Red Social? Ya era máximo accionista y además empezó a criticarla duramente, a pesar de ser uno de los personajes más activos de la plataforma con más de 80 millones de seguidores y el más influyente en términos económicos, donde un tuit suyo podía hacer subir y bajar las acciones de cualquier compañía.
Aquí empezó una nebulosa que pocos entendíamos hasta que realiza la primera crítica, en donde da luces de que existía una molestia de su parte por cómo la compañía manejaba algunos temas, sobre todo el de la libertad de expresión. Pensando en este punto uno cree que cualquiera puede escribir un tuit de lo que sea y es solo censurado cuando el contenido es de agresión, sexual, u otros que son más comunes en este tipo de plataformas, pero no. Existía, según Musk en Twitter, una coacción de la libertad de expresión de manera sistemática. Ya sabemos lo que pasó con Trump y otros personajes que han sido eliminados unilateralmente de la red.
Así comenzó una guerra de Twitter, donde muchos personajes importantes defendían a Elon Musk y pedían que se hiciera de la compañía, que “era justo” e increíblemente un directorio de Twitter no quería que comprara, a pesar del alto precio que ofreció y de que el directorio sabía que se estaba perjudicando a los accionistas si no aceptaban dicha oferta.
Con el pasar de los días, todo se fue volviendo más complejo, donde Musk acusó a Twitter de tener amarrado el código de algoritmos y así manipular la información, coartando la libre expresión y que eso no debería ser así, sino que debería ser un sistema abierto donde los que piensen diferente también puedan opinar sin ser censurados.
Justo el viernes pasado, Elon Musk apareció en público en una entrevista en TED, donde dijo “mi fuerte sentido intuitivo es que tener una plataforma pública, que sea de máxima confianza y ampliamente inclusiva, es extremadamente importante para el futuro de la civilización, no me importa la economía de la compañía”.
Esto dichos, a diferencia de sus polémicos tuits, incendiaron las Redes Sociales y empezó una sensación de censura, donde el directorio, que cabe resaltar que solo representan el 0,12% de la compañía, no quería que entrara Elon Musk a permitir la “liberación de Twitter”. Esta pelea empezó a escalar y uno de los mayores accionistas, el príncipe saudí, criticó el ingreso y negó vender el 100% de la empresa a Musk, donde este rápidamente le responde con una frase lapidaria “¿Qué piensa el reino de la libertad de expresión?”
Esta confrontación de Musk y la directiva de Twitter ha obligado a todos los partidarios de la censura a mostrar sus cartas y no permitir que Elon Musk se haga de Twitter por miedo a cómo podría manejar esta Red Social, a pesar que su intención es justamente no manejarla y dejarla abierta 100%. Ya no cabe duda que está siendo manipulada y que no es tan democrática como se piensa. Finalmente, lo que sí es real, es que detrás de cada Red Social hay dueños de carne y hueso y estos tienen sus propios intereses. El tema aquí es preguntarse si es ético o “legal” no permitirle comprar, que un minoritario grupo se oponga a esto, perjudicando a todos los accionistas de la compañía, y saber hasta qué punto este tipo de Redes Sociales incide en nuestras decisiones políticas, económicas, etc.
Por último y no menos importante, Jack Dorsey, creador de Twitter, escribió diciendo que las Redes Sociales no deberían tener un dueño para que no hayan intereses sobre esta. Ya Dorsey había dicho en un tuit hace una semana, cuando Musk lo encaró por coartar la libre expresión a Twitter, que él era responsable del manejo del algoritmo como una autocrítica, sabiendo lo que se venía.
Elon Musk no se cansa de hacer grandes cosas y ahora, teniendo como objetivo liberar a los medios de grupos ideológicos, nuevamente está aportando en una sociedad que tiene que ir hacia una autonomía en estos temas, donde todos tengan cabida y la libertad de expresión sea el eje central, tanto de los medios de comunicación como de las Redes Sociales.